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LUQUE (Gladys Villalba Jara, corresponsal). Más de 150 piezas desde el 22 de diciembre comenzaron a moverse con la fuerza del agua a través de un sistema hidráulico creado dentro del pesebre gigante de la quinta Sabaté (Yrendagué y Benigno González del barrio Bella Vista). La mágica melodía de las campanas y las piezas móviles que colman el lugar y que representan la cultura paraguaya dan paso a sensaciones únicas al evocar historias contadas por nuestros padres y abuelos.
La tradición del pesebre gigante lo inició don Esteban Sabaté (+) en 1953 sobre una vieja mesa de madera con las figuras de la Sagrada familia: San José, la Virgen María y el niño Jesús. Tras la muerte del creador, su hijo, también llamado Esteban Sabaté, decidió continuar representando el nacimiento del niño Dios, pero de una manera diferente.
Cada año, Esteban Sabaté y sus hijos Vivian, Marlene, Arturo y Adrián rinden homenaje a cada una de nuestras tradiciones resaltando la cultura paraguaya. Así, actualmente el pesebre hidráulico está compuesto por el campesino que ara el campo, por la guapa mujer paraguaya que cocina en el tatakua, la lavandera, la burrerita y la carreta tirada por bueyes, entre otros personajes de una larga lista.
Como cada año en esta edición se suman otros personajes: el “carpintero” y el “lijador”.
Como cada año fue habilitado para el público el 22 de diciembre y podrá ser apreciado hasta el 30 de este mes de 18:00 a 23:00.