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Se trata del "Tupã Ray", una verdadera reliquia de al menos tres siglos, que tiene su propia historia y ha ayudado a escribir la de todo un paraje del Itapúa, la hoy próspera y laboriosa Carmen del Paraná.Tras la batalla de Tacuary, en marzo de 1811, en que las fuerzas paraguayas derrotaron definitivamente a las tropas de la expedición comandada por el general porteño Manuel Belgrano, una procesión encabezada por el Tupã Ray selló el compromiso de paz entre ambos bandos y la retirada de los argentinos definitivamente de tierras paraguayas.
Tupã Ray es una imagen que en esa época ya se encontraba en un pequeño oratorio que presidía una de las estancias de los misioneros jesuitas, dependiente de la Reducción de Santos Cosme y Damián, sitio donde funcionó alrededor del año 1600 el primer Centro Astronómico del Río de la Plata.
Tras la expulsión de los misioneros jesuitas de la Provincia Gigante del Paraguay, la imagen tallada en madera y policromada permaneció en el sitio, en su pequeño oratorio, incluso durante todo el periodo en que el dictador José Gaspar Rodríguez de Francia destinó y convirtió las antiguas estancias de los jesuitas en "Estancias de la Patria".
Un patrono andariego
El lugar de emplazamiento del oratorio del Tupã Ray es el sitio donde actualmente se encuentra la iglesia de la Virgen del Carmen, en el corazón del centro urbano de Carmen del Paraná.
Tras la batalla de Tacuary (librada el 9 de marzo de 1811), como sello de paz, las tropas argentinas y las vencedoras fuerzas paraguayas realizaron una gran ceremonia religiosa y procesión con la imagen del Tupã Ray, que se convirtió de hecho en una suerte de "patrono" del acontecimiento y daba nombre al lugar.
En este sitio y durante este acontecimiento, según algunos estudiosos de la historia, nació la gesta del 14 y 15 de mayo de 1811, que terminó con el yugo del reino español y dio nacimiento a la nueva República.
Nace Carmen
Exactamente 32 años más tarde, finalizado el férreo gobierno del Dr. Francia, que mantuvo cerradas las fronteras para evitar cualquier posible ingreso de extranjeros, en este mismo sitio fue fundado un nuevo pueblo, por decreto de fecha 24 de abril de 1843, firmado por el presidente Carlos Antonio López y su ministro Mariano Roque Alonso.
El propósito de la medida de gobierno fue crear un sitio donde trasladar a la comunidad indígena que habitaba en los alrededores de las reducciones de Encarnación y a la vez elevar a la reducción de Encarnación a la categoría de villa, con el nombre de Villa Encarnación, para convertirla en un polo de relacionamiento con los demás países de la región.
Cuando los nativos se mudaron a su nuevo asentamiento, unos 35 kilómetros aguas abajo sobre el río Paraná, en cercanías del arroyo Tacuary, se llevaron consigo la imagen de la Virgen del Carmen. Esta se encontraba, junto con la imagen de la Virgen de la Encarnación, en el altar principal de la iglesia. Entonces, los que se fueron adoptaron a la Virgen del Carmen como santa patrona y le dieron ese nombre al nuevo pueblo.
En rigor, el lugar donde actualmente se encuentra el distrito de Carmen del Paraná fue conocido históricamente como el Paraje de Tupã Ray.
Historia de idas y vueltas
La imagen del Tupã Ray tiene su propia historia muy ligada al lugar. En tres ocasiones fue robada de la iglesia del Carmen, donde se encuentra instalada junto a otras valiosas reliquias jesuíticas: el Niño Salvador del Mundo, también una imagen del Niño Dios con un globo terráqueo en la mano, y la Virgen del Parto, todas provenientes de los talleres que los misioneros jesuitas instalaron en las reducciones en la región.
En 1992 desconocidos robaron la imagen del Tupã Ray, pero en el momento de perpetrar el hurto una pequeña pieza de su corona de madera cayó cerca del portón de acceso a la iglesia. Esto permitió detectar el delito en forma rápida, pero nada se pudo hacer por descubrir y evitar que fuera llevada.
En su lugar pusieron un montículo de cenizas para que se pensara que se había quemado.
Unos tres años después, el entonces cura párroco de Carmen del Paraná, el sacerdote español P. Jesús Daniel López, vio en un programa de la televisión española una muestra de arte sacro y, para su sorpresa, entre las imágenes se encontraba el Tupã Ray.
En forma inmediata, con ayuda del Consulado paraguayo en España, se iniciaron los trámites para la recuperación de la reliquia. "Juntamos fotografías, publicaciones y una serie de elementos que sirvieron para probar que la imagen era de esta iglesia, hasta que conseguimos que nos la devuelvan", recuerda Nelly de Collante, tesorera de la comisión parroquial.
El lugar exacto del tallado de estas imágenes es incierto, pero se cree que tanto el Niño Salvador del Mundo como la Virgen del Parto estuvieron originalmente en las Reducciones de San Cosme y Damián, desde donde fueron trasladadas a la iglesia del nuevo pueblo fundado por decreto de Carlos Antonio López.
En la actualidad tanto el Tupã Ray como el Niño Salvador del Mundo se encuentran en cajas de vidrio blindado, a ambos lados del altar. De una cosa están convencidos los pobladores: "el Tupã Ray es de Carmen del Paraná, porque en tres ocasiones fue robado, y todas las veces regresó".
Tupã Ray es una imagen que en esa época ya se encontraba en un pequeño oratorio que presidía una de las estancias de los misioneros jesuitas, dependiente de la Reducción de Santos Cosme y Damián, sitio donde funcionó alrededor del año 1600 el primer Centro Astronómico del Río de la Plata.
Tras la expulsión de los misioneros jesuitas de la Provincia Gigante del Paraguay, la imagen tallada en madera y policromada permaneció en el sitio, en su pequeño oratorio, incluso durante todo el periodo en que el dictador José Gaspar Rodríguez de Francia destinó y convirtió las antiguas estancias de los jesuitas en "Estancias de la Patria".
Un patrono andariego
El lugar de emplazamiento del oratorio del Tupã Ray es el sitio donde actualmente se encuentra la iglesia de la Virgen del Carmen, en el corazón del centro urbano de Carmen del Paraná.
Tras la batalla de Tacuary (librada el 9 de marzo de 1811), como sello de paz, las tropas argentinas y las vencedoras fuerzas paraguayas realizaron una gran ceremonia religiosa y procesión con la imagen del Tupã Ray, que se convirtió de hecho en una suerte de "patrono" del acontecimiento y daba nombre al lugar.
En este sitio y durante este acontecimiento, según algunos estudiosos de la historia, nació la gesta del 14 y 15 de mayo de 1811, que terminó con el yugo del reino español y dio nacimiento a la nueva República.
Nace Carmen
Exactamente 32 años más tarde, finalizado el férreo gobierno del Dr. Francia, que mantuvo cerradas las fronteras para evitar cualquier posible ingreso de extranjeros, en este mismo sitio fue fundado un nuevo pueblo, por decreto de fecha 24 de abril de 1843, firmado por el presidente Carlos Antonio López y su ministro Mariano Roque Alonso.
El propósito de la medida de gobierno fue crear un sitio donde trasladar a la comunidad indígena que habitaba en los alrededores de las reducciones de Encarnación y a la vez elevar a la reducción de Encarnación a la categoría de villa, con el nombre de Villa Encarnación, para convertirla en un polo de relacionamiento con los demás países de la región.
Cuando los nativos se mudaron a su nuevo asentamiento, unos 35 kilómetros aguas abajo sobre el río Paraná, en cercanías del arroyo Tacuary, se llevaron consigo la imagen de la Virgen del Carmen. Esta se encontraba, junto con la imagen de la Virgen de la Encarnación, en el altar principal de la iglesia. Entonces, los que se fueron adoptaron a la Virgen del Carmen como santa patrona y le dieron ese nombre al nuevo pueblo.
En rigor, el lugar donde actualmente se encuentra el distrito de Carmen del Paraná fue conocido históricamente como el Paraje de Tupã Ray.
Historia de idas y vueltas
La imagen del Tupã Ray tiene su propia historia muy ligada al lugar. En tres ocasiones fue robada de la iglesia del Carmen, donde se encuentra instalada junto a otras valiosas reliquias jesuíticas: el Niño Salvador del Mundo, también una imagen del Niño Dios con un globo terráqueo en la mano, y la Virgen del Parto, todas provenientes de los talleres que los misioneros jesuitas instalaron en las reducciones en la región.
En 1992 desconocidos robaron la imagen del Tupã Ray, pero en el momento de perpetrar el hurto una pequeña pieza de su corona de madera cayó cerca del portón de acceso a la iglesia. Esto permitió detectar el delito en forma rápida, pero nada se pudo hacer por descubrir y evitar que fuera llevada.
En su lugar pusieron un montículo de cenizas para que se pensara que se había quemado.
Unos tres años después, el entonces cura párroco de Carmen del Paraná, el sacerdote español P. Jesús Daniel López, vio en un programa de la televisión española una muestra de arte sacro y, para su sorpresa, entre las imágenes se encontraba el Tupã Ray.
En forma inmediata, con ayuda del Consulado paraguayo en España, se iniciaron los trámites para la recuperación de la reliquia. "Juntamos fotografías, publicaciones y una serie de elementos que sirvieron para probar que la imagen era de esta iglesia, hasta que conseguimos que nos la devuelvan", recuerda Nelly de Collante, tesorera de la comisión parroquial.
El lugar exacto del tallado de estas imágenes es incierto, pero se cree que tanto el Niño Salvador del Mundo como la Virgen del Parto estuvieron originalmente en las Reducciones de San Cosme y Damián, desde donde fueron trasladadas a la iglesia del nuevo pueblo fundado por decreto de Carlos Antonio López.
En la actualidad tanto el Tupã Ray como el Niño Salvador del Mundo se encuentran en cajas de vidrio blindado, a ambos lados del altar. De una cosa están convencidos los pobladores: "el Tupã Ray es de Carmen del Paraná, porque en tres ocasiones fue robado, y todas las veces regresó".