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El 24 y 25 de diciembre son las fechas más importantes dentro del calendario cristiano porque se aguarda la venida del Salvador del mundo. Jesús, renovador de la espiritualidad, llegará a cada hogar paraguayo. Areguá se vuelve un lugar ideal para poner colorido a esta recordación mediante los más originales y variados pesebres.
Cuando se llega a Areguá se siente rápidamente un clima distinto. Un aire mejor, se diría. Y eso lo dicen las muchas personas que huyendo un poco del mundanal ruido buscan ese sitio definido por la esencia del arte paraguayo. Es que en el pueblo del prolífico escritor Gabriel Casaccia, la gente es sencilla hasta los tuétanos y lleva la sensibilidad artística en las venas. Un aregüeño es un potencial creador y tiene la visión de la tradición que le ayuda a ampliar su horizonte. Eso es digno, sin lugar a dudas, de mencionar. Genuinas exponentes de la alfarería nacional, las mujeres se dedican pacientemente a pasar los colores por las formas artísticas que van emergiendo de los hornos.
El ambiente aregüeño es ideal para pasar un día en familia o con amigos, conocer las variedades artísticas, disfrutar de buena como reparadora sombra y tereré y admirar el talento de los artistas y la belleza de la cultura paraguaya. Aprovechando el calor y la afluencia de visitantes de varios puntos del país se ofrecen ensalada de frutas, plantas ornamentales y hasta bijouterie.
Con la finalidad de saber más sobre los pesebres que allí se hacen con tanta habilidad como creatividad y concepción artística, conversamos con un hombre moreno, un aregüeño de pura cepa, que mucho conoce en torno al oficio de la alfarería. "Hace doce años que estamos trabajando en la fabricación de imágenes para el pesebre", expresa Víctor Hermosilla, una figura importante de la Asociación de Artesanos de Loma Clavel. Y agrega: "Cada año estamos exponiendo en el paseo central de Areguá, haga el calor que haga, con mucho éxito. Llega gente de Caaguazú, de Ciudad del Este, de Concepción y de muchos otros sitios del interior del país para ver los productos. Hasta la gente de Argentina y de Brasil viene a hacer sus compras, sobre todo los fines de semana. Claro que los argentinos son muy detallistas a la hora de elegir. Los paraguayos ven y compran enseguida. Los argentinos sin embargo miran, miran y miran los productos, se fijan en los retoques, en los colores, y después se deciden. Pero son también como nosotros, les gusta mucho el juego de pesebre".
Este año se enseña bastante sobre el perdón. Ojalá que en medio de las felicitaciones, a las doce en punto del 24 de diciembre de 2011, uno pueda pedir perdón a un familiar al que ofendió o lastimó, ¿verdad?
¡Ojalá que sí!
¿Cuál sería para vos el pesebre ideal, el que armarías en tu hogar, en compañía de tu gente?
En mi casa armo el pesebre completo. No faltan el Niño Jesús, María, José, los tres reyes magos, los camellos, la vaca, el burrito, el ángel, las ovejas... Hago que parezca realmente como el nacimiento mismo en Belén, en un humilde establo. Cuando preparo el pesebre me acompaña la familia y eso es maravilloso. Me hace feliz como padre ver a mis hijos tan entusiasmados, tan ilusionados. La tarde del 24 nos vamos toditos juntos al lago para traer una planta de kaavovei. Los chicos disfrutan mucho entonces. Espero que ellos mantengan la tradición, la enseñanza de los mayores, y que cuando sean grandes sus hijos hagan lo mismo.
¿Reciben el apoyo de la televisión?
Sí. Vienen el Canal 4, el Canal 9 y el 13. Para nosotros es muy importante su presencia. También la radio comunitaria de Areguá nos acompaña permanentemente.
¿Es un desafío para los aregüeños mantener viva la tradición?
Por supuesto. Y lo que importa realmente es que entre nosotros no existen envidia ni recelos. Y no habiendo envidia crecemos más inclusive como personas, como seres humanos y como artistas. Cuando hay unidad hay mucha fuerza. Somos sesenta los expositores en este paseo central y nuestro gran sueño es ir dando cada vez más vida a nuestra querida Areguá.
Así comenzó todo
Según la versión histórica, el pesebre, tal cual como lo conocemos hoy, fue creado por San Francisco de Asís, un hombre lleno de la gracia de Dios que llevado por la pasión del Evangelio, amaba en gran manera no solamente a los hombres sino además a los animales.
Cuando corría el año 1219, luego de haber formado una nueva congregación religiosa basada en la pobreza absoluta, encaminó sus pasos hacia Oriente y pudo conocer, de esta manera, los lugares donde había estado y predicado Jesús de Nazaret.
Lo que impresionó vivamente a San Francisco de Asís fue la gruta de Belén, sitio donde había nacido el Salvador del mundo. ¿Por qué nació el supremo redentor de la humanidad en una pobre y miserable gruta? Pues porque, como se sabe, su madre no encontraba un lugar apropiado donde dar a luz. Siempre, según la historia, se cuenta que un hombre poseedor de mucha riqueza, preguntó un día al santo qué podía hacer para imitar a Jesús. El hombre mandó construir un establo y quiso que en él estuvieran un buey, un asno, recreando el nacimiento de Cristo, que se dio, desde luego, dentro de la más extrema pobreza y precariedad. La noche de Navidad de 1223 mucha gente, presa de la curiosidad y de un sentimiento místico fue a visitar la gruta. ¿Qué habrá pasado por su mente? ¿Qué sentimientos tocaron sus corazones? Con la anuencia del Papa, el creador del pesebre celebró una misa. Cuántas emociones encontradas, cuánta plenitud espiritual se habrán manifestado en San Francisco de Asís, un ser humano que había abrazado el Evangelio en toda su magnitud y que llevaba una vida de pobreza radical pero rica en espiritualidad.
Con el correr del tiempo, aquel pesebre creado por el santo se propagó por el mundo. Pero también se debe tener en cuenta que el sentido del nacimiento de Jesús se vio arrastrado por meras costumbres paganas, costumbres generadas en el extranjero y que responden a las especulaciones comerciales.
Ojalá que en los hogares paraguayos se mantenga con firmeza la tradición, y el mensaje cristiano, de un nuevo nacimiento, se haga realidad en cada ser humano.
Oración de San Francisco de Asís
Oh, Señor, hazme un instrumento de tu Paz.
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es
Dando, que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna
Cuando se llega a Areguá se siente rápidamente un clima distinto. Un aire mejor, se diría. Y eso lo dicen las muchas personas que huyendo un poco del mundanal ruido buscan ese sitio definido por la esencia del arte paraguayo. Es que en el pueblo del prolífico escritor Gabriel Casaccia, la gente es sencilla hasta los tuétanos y lleva la sensibilidad artística en las venas. Un aregüeño es un potencial creador y tiene la visión de la tradición que le ayuda a ampliar su horizonte. Eso es digno, sin lugar a dudas, de mencionar. Genuinas exponentes de la alfarería nacional, las mujeres se dedican pacientemente a pasar los colores por las formas artísticas que van emergiendo de los hornos.
El ambiente aregüeño es ideal para pasar un día en familia o con amigos, conocer las variedades artísticas, disfrutar de buena como reparadora sombra y tereré y admirar el talento de los artistas y la belleza de la cultura paraguaya. Aprovechando el calor y la afluencia de visitantes de varios puntos del país se ofrecen ensalada de frutas, plantas ornamentales y hasta bijouterie.
Con la finalidad de saber más sobre los pesebres que allí se hacen con tanta habilidad como creatividad y concepción artística, conversamos con un hombre moreno, un aregüeño de pura cepa, que mucho conoce en torno al oficio de la alfarería. "Hace doce años que estamos trabajando en la fabricación de imágenes para el pesebre", expresa Víctor Hermosilla, una figura importante de la Asociación de Artesanos de Loma Clavel. Y agrega: "Cada año estamos exponiendo en el paseo central de Areguá, haga el calor que haga, con mucho éxito. Llega gente de Caaguazú, de Ciudad del Este, de Concepción y de muchos otros sitios del interior del país para ver los productos. Hasta la gente de Argentina y de Brasil viene a hacer sus compras, sobre todo los fines de semana. Claro que los argentinos son muy detallistas a la hora de elegir. Los paraguayos ven y compran enseguida. Los argentinos sin embargo miran, miran y miran los productos, se fijan en los retoques, en los colores, y después se deciden. Pero son también como nosotros, les gusta mucho el juego de pesebre".
Este año se enseña bastante sobre el perdón. Ojalá que en medio de las felicitaciones, a las doce en punto del 24 de diciembre de 2011, uno pueda pedir perdón a un familiar al que ofendió o lastimó, ¿verdad?
¡Ojalá que sí!
¿Cuál sería para vos el pesebre ideal, el que armarías en tu hogar, en compañía de tu gente?
En mi casa armo el pesebre completo. No faltan el Niño Jesús, María, José, los tres reyes magos, los camellos, la vaca, el burrito, el ángel, las ovejas... Hago que parezca realmente como el nacimiento mismo en Belén, en un humilde establo. Cuando preparo el pesebre me acompaña la familia y eso es maravilloso. Me hace feliz como padre ver a mis hijos tan entusiasmados, tan ilusionados. La tarde del 24 nos vamos toditos juntos al lago para traer una planta de kaavovei. Los chicos disfrutan mucho entonces. Espero que ellos mantengan la tradición, la enseñanza de los mayores, y que cuando sean grandes sus hijos hagan lo mismo.
¿Reciben el apoyo de la televisión?
Sí. Vienen el Canal 4, el Canal 9 y el 13. Para nosotros es muy importante su presencia. También la radio comunitaria de Areguá nos acompaña permanentemente.
¿Es un desafío para los aregüeños mantener viva la tradición?
Por supuesto. Y lo que importa realmente es que entre nosotros no existen envidia ni recelos. Y no habiendo envidia crecemos más inclusive como personas, como seres humanos y como artistas. Cuando hay unidad hay mucha fuerza. Somos sesenta los expositores en este paseo central y nuestro gran sueño es ir dando cada vez más vida a nuestra querida Areguá.
Así comenzó todo
Según la versión histórica, el pesebre, tal cual como lo conocemos hoy, fue creado por San Francisco de Asís, un hombre lleno de la gracia de Dios que llevado por la pasión del Evangelio, amaba en gran manera no solamente a los hombres sino además a los animales.
Cuando corría el año 1219, luego de haber formado una nueva congregación religiosa basada en la pobreza absoluta, encaminó sus pasos hacia Oriente y pudo conocer, de esta manera, los lugares donde había estado y predicado Jesús de Nazaret.
Lo que impresionó vivamente a San Francisco de Asís fue la gruta de Belén, sitio donde había nacido el Salvador del mundo. ¿Por qué nació el supremo redentor de la humanidad en una pobre y miserable gruta? Pues porque, como se sabe, su madre no encontraba un lugar apropiado donde dar a luz. Siempre, según la historia, se cuenta que un hombre poseedor de mucha riqueza, preguntó un día al santo qué podía hacer para imitar a Jesús. El hombre mandó construir un establo y quiso que en él estuvieran un buey, un asno, recreando el nacimiento de Cristo, que se dio, desde luego, dentro de la más extrema pobreza y precariedad. La noche de Navidad de 1223 mucha gente, presa de la curiosidad y de un sentimiento místico fue a visitar la gruta. ¿Qué habrá pasado por su mente? ¿Qué sentimientos tocaron sus corazones? Con la anuencia del Papa, el creador del pesebre celebró una misa. Cuántas emociones encontradas, cuánta plenitud espiritual se habrán manifestado en San Francisco de Asís, un ser humano que había abrazado el Evangelio en toda su magnitud y que llevaba una vida de pobreza radical pero rica en espiritualidad.
Con el correr del tiempo, aquel pesebre creado por el santo se propagó por el mundo. Pero también se debe tener en cuenta que el sentido del nacimiento de Jesús se vio arrastrado por meras costumbres paganas, costumbres generadas en el extranjero y que responden a las especulaciones comerciales.
Ojalá que en los hogares paraguayos se mantenga con firmeza la tradición, y el mensaje cristiano, de un nuevo nacimiento, se haga realidad en cada ser humano.
Oración de San Francisco de Asís
Oh, Señor, hazme un instrumento de tu Paz.
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es
Dando, que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna