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Ahora piden apoyo estatal para mejorar la producción y conseguir mercados a fin de mantener el noble oficio y a sus familias.LUQUE (María Teresa Blanco, corresponsal). El esmero con que trabajan los miembros de la Asociación de Artesanos de Arpas y Guitarras de esta localidad se refleja en los impecables instrumentos musicales que fabrican munidos de unas pocas herramientas. El gremio aglutina a doce artesanos, que trabajan arduamente apoyándose unos a otros ante la ausencia del Estado.
No cuentan con la ayuda de la Municipalidad, de la Gobernación ni de las instituciones dependientes del Gobierno Central. Aseguraron que necesitan capacitación y créditos blandos para mejorar la producción de los instrumentos que identifican a la música paraguaya y mercado para mantener a sus familias y preservar la noble tarea de crear los instrumentos musicales.
La humilde carpintería de la asociación se encuentra en la décima compañía Cañada Garay a la altura del kilómetro 18 de la calle Vergel Luqueño, camino a Yukyry.
"Con este trabajo no podemos pagar unas vacaciones o darnos muchos lujos, pero sí mantenemos dignamente a nuestras familias", dijo el presidente de los artesanos, Aurelio Ruiz Díaz.
Cada arpa o guitarra es una pieza única, ya que no cuentan con moldes. Munidos de escasas herramientas y con mucha creatividad, transforman cada pedazo de madera en una obra artesanal.
Selección de madera
Aurelio Ruiz Díaz explicó que el proceso para hacer una guitarra o un arpa se inicia con la selección de la madera. Después se comienza a formar cada una de las partes de los instrumentos musicales (mango y tapas).
En cuanto a las maderas utilizadas, manifestó que preferentemente se emplea el cedro y el pino para las guitarras "económicas" y el guajubira del Brasil, jacaranda de la India y el algarrobo para las guitarras de mayor calidad y durabilidad. Posteriormente, le dan formas, hacen el pegado y lijado de la madera.
La terminación juega un papel primordial para la buena presentación de un instrumento, la selección de la pintura y los colores hacen que cada arpa o guitarra se destaque.
"Una buena guitarra o un arpa tiene que durar mínimo 40 años y eso depende de la selección de la madera y el cuidado que se les da a los instrumentos", comentó.
Las hechas de material de primera cuestan entre 300 mil, 400 mil y 500 mil guaraníes, mientras las de segunda un promedio de G. 250 mil. El arpa para principiantes cuesta G. 2 millones 500 mil, y para profesionales llega a cotizarse hasta a G. 5 millones.
Ruiz Díaz indicó que uno de los inconvenientes es la falta de mercado. Al respecto, señaló que el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA) los invita en las ferias artesanales, pero la salida de los productos continúa siendo insuficiente.
"Estamos empezando a trabajar con los conservatorios y de a poquito tenemos pedidos de los alumnos. Por suerte, entramos con el pie derecho y podemos sostener nuestros gastos", dijo.
Reclamos del sector
La falta de capacitación es uno de los inconvenientes con que tropiezan los artesanos de arpas y guitarras a la hora de la fabricación de los instrumentos musicales. Si bien algunos miembros tratan de guiar a los demás con sus experiencias, no siempre es suficiente, por lo que reclaman a las autoridades la implementación de cursos y talleres para mejorar el rubro y aumentar la producción nacional.
Otra falencia es la falta de programas culturales que involucren la promoción de la música paraguaya que puede generar mercados para el sector. Tampoco cuentan con créditos blandos para poder producir a gran escala con miras a la exportación.
No cuentan con la ayuda de la Municipalidad, de la Gobernación ni de las instituciones dependientes del Gobierno Central. Aseguraron que necesitan capacitación y créditos blandos para mejorar la producción de los instrumentos que identifican a la música paraguaya y mercado para mantener a sus familias y preservar la noble tarea de crear los instrumentos musicales.
La humilde carpintería de la asociación se encuentra en la décima compañía Cañada Garay a la altura del kilómetro 18 de la calle Vergel Luqueño, camino a Yukyry.
"Con este trabajo no podemos pagar unas vacaciones o darnos muchos lujos, pero sí mantenemos dignamente a nuestras familias", dijo el presidente de los artesanos, Aurelio Ruiz Díaz.
Cada arpa o guitarra es una pieza única, ya que no cuentan con moldes. Munidos de escasas herramientas y con mucha creatividad, transforman cada pedazo de madera en una obra artesanal.
Selección de madera
Aurelio Ruiz Díaz explicó que el proceso para hacer una guitarra o un arpa se inicia con la selección de la madera. Después se comienza a formar cada una de las partes de los instrumentos musicales (mango y tapas).
En cuanto a las maderas utilizadas, manifestó que preferentemente se emplea el cedro y el pino para las guitarras "económicas" y el guajubira del Brasil, jacaranda de la India y el algarrobo para las guitarras de mayor calidad y durabilidad. Posteriormente, le dan formas, hacen el pegado y lijado de la madera.
La terminación juega un papel primordial para la buena presentación de un instrumento, la selección de la pintura y los colores hacen que cada arpa o guitarra se destaque.
"Una buena guitarra o un arpa tiene que durar mínimo 40 años y eso depende de la selección de la madera y el cuidado que se les da a los instrumentos", comentó.
Las hechas de material de primera cuestan entre 300 mil, 400 mil y 500 mil guaraníes, mientras las de segunda un promedio de G. 250 mil. El arpa para principiantes cuesta G. 2 millones 500 mil, y para profesionales llega a cotizarse hasta a G. 5 millones.
Ruiz Díaz indicó que uno de los inconvenientes es la falta de mercado. Al respecto, señaló que el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA) los invita en las ferias artesanales, pero la salida de los productos continúa siendo insuficiente.
"Estamos empezando a trabajar con los conservatorios y de a poquito tenemos pedidos de los alumnos. Por suerte, entramos con el pie derecho y podemos sostener nuestros gastos", dijo.
Reclamos del sector
La falta de capacitación es uno de los inconvenientes con que tropiezan los artesanos de arpas y guitarras a la hora de la fabricación de los instrumentos musicales. Si bien algunos miembros tratan de guiar a los demás con sus experiencias, no siempre es suficiente, por lo que reclaman a las autoridades la implementación de cursos y talleres para mejorar el rubro y aumentar la producción nacional.
Otra falencia es la falta de programas culturales que involucren la promoción de la música paraguaya que puede generar mercados para el sector. Tampoco cuentan con créditos blandos para poder producir a gran escala con miras a la exportación.