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ITÁ, departamento Central (Aldo Lezcano, corresponsal). La economía de esta ciudad en gran medida se sostiene mediante la artesanía y esta es la temporada alta, en coincidencia con la fiesta patronal de la localidad. Cientos de familias se dedican a la elaboración de novedosos objetos de cerámica, una labor que se transmite de generación en generación, según datos históricos, desde la época de la reducción franciscana.
Doña Gregoria Benítez de Enciso (73) menciona que la actividad artesanal, que representa un símbolo de este distrito, involucra a todos los integrantes de su familia. Dijo que su nieto Emanuel Enciso Arce, de 6 años, ya gana dinero modelando la arcilla.
Su esposo, Juan Onofre Enciso, explicó que las “gallinitas de la suerte” son las figuras más vendidas.
Señaló que la blanca es para atraer el amor; la negra, el dinero y el gris, la salud.
A los objetos tradicionales, como el cántaro, cantarillas y gallinitas de la suerte se suman figuras de la mitología, búhos, entre otros.
Doña Rosa Brítez (72), la “ceramista de América”, recorrió once países exponiendo su creación. Es prácticamente un símbolo de la artesanía iteña.
“Actualmente, mi caballito de batalla constituyen las figuras eróticas, especialmente en el extranjero se quiere mucho; acá somos muy kuli (pseudopuritanos), refiere.