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Según la resolución, en un acta de intervención previa de la cartera de Estado, el 15 de marzo último, se pudo constatar que los efluentes generados en las porquerizas son derivados a una pequeña laguna o pileta. De ahí son bombeados hacia la parte baja de la propiedad, donde se encuentra un humedal que alimenta al arroyo Ypuku.
Durante la intervención tampoco se observó la aplicación de ninguna de las medidas de mitigación propuesta en el plan de control ambiental.
Por su parte, el propietario, Sanier, dijo que su establecimiento no produce ningún tipo de contaminación.