Santuario San Miguel de Areguá, un lugar de oración y de descanso

AREGUA. (Cirilo Ibarra, corresponsal). Dentro de una agreste belleza natural, entre camineros pintados en tonos verde, con los filtros de los rayos del sol entre las sombras, dibujando un mapa que invita a disfrutarlo, se encuentra el santuario San Miguel Arcángel de esta ciudad. No se trata de un paraje aislado, pues se encuentra en el mismo centro de esta capital departamental, a escasos 30 kilómetros de Asunción.

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El santuario San Miguel Arcángel, situado en el barrio del mismo nombre de Areguá, es bastante modesto, pero tiene un poder de convocatoria extraordinario. "No quiero exagerar, pero calculo que cada 29 de setiembre se congregan en este lugar por lo menos 10.000 personas", sostuvo la señora María Esther Duarte, quien, junto a don Sinforiano Patiño, se encarga del mantenimiento del oratorio y sus alrededores.

Pero dentro de lo que es y lo que representa este paraje, existen dos aspectos que le hace diferente a los demás sitios de concentraciones religiosas. El ambiente natural que lo rodea es sencillamente paradisiaco, y sus fiestas anuales se mantienen aún lejos del "credo comercial". Se conserva la costumbre de una manera más espiritual de expresar la religiosidad.

Este sitio se encuentra en el centro de esta capital del departamento de Central, en la intersección de las calles Gaspar Rodríguez de Francia y Bernardino Caballero. La primera arteria cuenta con hermosos jardines, caminero y una buena iluminación, en los que la comuna invirtió alrededor de 6 millones de guaraníes. Dentro de ese paisaje luce la imagen de San Miguel con su conocida lanza "defendiendo a los buenos, a los que creen en él y castigando a los malos", manifestó Antonio Giménez, un joven lugareño, quien mostró gran devoción al santo. Igualmente, enfatizó que es milagroso, "pero es vengativo también", sostuvo.

Por su parte, la señora María Esther, una argentina nacida en Laguna Nainé, pero radicada desde hace 30 años en esta zona, resaltó las bondades de San Miguel. "Lástima que los aregüeños solo se acuerdan de él una vez al año (29 de setiembre). Somos pocos los que diariamente le visitamos y tratamos de mantener limpios los alrededores del local", dijo.


RECUERDOS

El pequeño oratorio que tiene San Miguel Arcángel, más un tinglado donde se realizaban las enseñanzas del catecismo, fueron construidos gracias al padre Leonardo, de la parroquia La Piedad, de Asunción, informó doña María Esther. En este punto, dijo también que extraña a los sacerdotes de la congregación Don Guanella, quienes, tras realizar el trabajo de evangelización durante más de medio siglo, dejaron en el 2004 esta ciudad. La Obra Don Guanella, con sede en Roma, llegó al Paraguay el 1 de mayo de 1940. Se instaló en la parroquia San Miguel Arcángel de Asunción y desde allí comenzó la ampliación de su campo de acción, llegando en pocos años a la ciudad de Areguá.

Don Sinforiano Patiño, quien se pasa el día aseando los jardines que rodean el santuario, dijo que la parroquia de la ciudad decidió concentrar las actividades catequísticas en el templo La Candelaria. "Dicen que es para recaudar un poco más de plata, porque la iglesia tiene previsto realizar muchos gastos", dijo don Patiño.

Asimismo, comentó que este lugar es visitado permanentemente por turistas extranjeros, "mucho más que los paraguayos". Muchos jóvenes, que supone son artistas, se acercan hasta el lugar para inspirarse. "Yo suelo ver que se sientan en los rincones y comienzan a dibujar, a pintar", enfatizó.

A su turno, el joven Antonio Giménez comentó que la zona es más conocida por Itaó, que proviene de la característica de lugar, bastante rocosa. De hecho, el santuario se encuentra entre gigantescas rocas, que al parecer fueron moldeadas, pero se sabe que son bien naturales. Son extensiones de los históricos cerros Kõi y Chororí, que posibilitan también un mirador en el lugar, ideal para observar y disfrutar también del legendario lago Ypacaraí.
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