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San Lorenzo presenta un aspecto sucio, desordenado, caótico, debido a que las autoridades municipales, lideradas por el intendente Albino Ferrer (ANR), poco han hecho para revertir esta situación. Incluso aprueban ordenanzas que no hacen cumplir, a pesar de percibir para ello millonarios salarios.
Se estima que entre 40.000 y 60.000 vehículos pasan todos los días por San Lorenzo. Circulan por la Ruta I “Mcal. López” o la Ruta II “Mcal. Estigarribia”, y otros por el ramal “Eugenio A. Garay”, que une San Lorenzo con Luque. También están los que utilizan la avenida Manuel Ortiz Guerrero, que conecta con Ñemby.
Ferrer, colorado cartista, va por su tercera administración, acompañado de concejales de su partido que se “enquistaron” en la Junta sin aportar mucho.
Uno de esos ediles es Nelson Peralta, actual “mano derecha” de Ferrer, y lleva unos 20 años como legislador municipal.
La Junta aprobó una ordenanza que obligaba a los contribuyentes a construir y mantener veredas inclusivas. Pero esta normativa es letra muerta.
Una reiterada promesa electoral incumplida es la construcción de un viaducto en la zona de Yberá.
En enero pasado la Junta declaró en “emergencia vial” al distrito, confirmando el deplorable estado de las diversas calles. Pero hasta hoy persisten los baches.
Los transportes internos, cuyo buses son mayoritariamente “chatarras” y pertenecen a políticos “amigos” o autoridades comunales, entorpecen el tránsito.
Los espacios destinados a peatones son privatizados por comerciantes, entre ellos el propio director de Planifiación Urbana de la Municipalidad, Carlos Iriarte.
Otro grave problema es el mercado, considerado como “tierra de nadie” por la falta de control y cumplimiento de las ordenanzas. Sus calles están atestadas de agua servida y otros desechos.
La polución visual también hace al desorden. Carteles y pasacalles por doquier, obstaculizando las pocas señales de tránsito.
antonia@abc.com.py