Sacerdotes rezan por beatificación del pa’i Julio César Duarte Ortellado

Más de cien sacerdotes peregrinaron desde Asunción hasta la tumba del pa’i Julio César Duarte Ortellado, ubicada dentro de la iglesia de Ybycuí. Rezaron por la pronta beatificación del religioso. Mons. Joaquín Robledo, obispo de Carapeguá, destacó su vida y los milagros que obró.

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YBYCUÍ, Dpto. de Paraguarí (Aldo Lezcano, corresponsal). Los sacerdotes de la Arquidiócesis de la Santísima Asunción, de la Diócesis de San Lorenzo y de la Diócesis Castrense peregrinaron ayer hasta la iglesia San José de Ybycuí, donde se encuentra la tumba del caazapeño siervo de Dios padre Julio César Duarte Ortellado. El Vaticano autorizó a inicios de marzo de 2014 la apertura del proceso de beatificación del pa’i Julio, quien ya fue declarado siervo de Dios por la Santa Sede.

Esta declaración es uno de los pasos previos en el proceso a la santificación. Su postulación se dio a través de monseñor Joaquín Robledo, obispo de la Diócesis de Carapeguá.

En un primer momento fue anunciado que la misa sería oficiada por monseñor Edmundo Valenzuela, arzobispo de Asunción. Si embargo, no fue posible porque el religioso se encuentra aquejado de influenza, por lo que la celebración estuvo a cargo de Mons. Robledo.

Monseñor Robledo indicó que el padre Julio César Duarte Ortellado, según los datos recogidos, era un hombre callado, rico en espiritualidad y que tenía predilección especial hacia los niños y las personas más carenciadas.

“Él llevaba una vida muy apostólica, hablaba poco, rezaba mucho y se preocupaba de los enfermos y carenciados”, destacó Robledo.

Mencionó que se habla de muchos milagros obrados por el pa’i Julio en vida y después de su muerte. Señaló que uno ellos hace referencia a un niño que estaba muy enfermo en el campo y él ayudó a llevarlo al médico.

“Él acompañó rezando y cuando llegaron los diagnósticos arrojaron que el niño ya estaba sano”, dijo Robledo.

También dijo que la fe en pa’i Duarte curó a una persona de cáncer. Además, que un joven carapegüeño que sufrió un terrible accidente, después de ser encomendado por su madre al futuro santo paraguayo se levantó del quirófano cuando estaba por ser intervenido quirúrgicamente de la cabeza.

En el departamento de Paraguarí, siendo párroco de Quyquyhó, Mbuyapey y Ybycuí promovió la construcción de las iglesias donde actualmente se congregan las poblaciones de esas comunidades.

Mons. Robledo comentó que según los testimonios, para la edificación de la iglesia de Ybycuí, después de las misas dominicales el pa’i Julio, acompañado de los devotos, acarreaba piedras.

También logró la edificación del Hospital Distrital de Ybycuí, que lleva su nombre.

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