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LOMA PLATA, Chaco (Marvin Duerksen, corresponsal). En la última jornada del seminario internacional sobre recursos hídricos realizado en esta ciudad hubo ponencias sobre cartografía innovadora satelital para monitorear cultivos y pasturas. También una charla sobre experiencias con riego en México y Bolivia, donde el 11% (303.000 Ha.) de toda el área cultivada (3.697.000 Ha) está bajo sistema de riego.
Las culturas precolombinas desarrollaron diversas técnicas de riego hace más de 2.000 años, que aún se utilizan en algunas zonas, según el Ing. Agr. Gonzalo Herbas, del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) de Bolivia.
En el Chaco boliviano hay 160.000 hectáreas cultivadas con maíz, soja semilla, maní, frijol, hortalizas, frutales. De estos, 4.514 hectáreas tienen sistema de riego, que representan el dos por ciento.
El 70 por ciento del suelo chaqueño boliviano tiene problemas de compactación y se trabaja con siembra directa y rotación de cultivos para enfrentarlos. Mientras, en el Chaco paraguayo la primera experiencia con riego se remonta al año 1994, en siete hectáreas.
Después hubo otros experimentos en el 2000, 2004, 2006; y en 2010 se utilizó el primer riego con filtrado automático, según el Ing. Agr. Wilbert Harder, de la cooperativa Chortitzer Ltda.
Harder indicó que el costo del agua para riego en el Chaco es significativo porque se necesita una inversión importante en sistema de bombeo y superficie de captación de agua. Pero el rendimiento es alto, tanto en hortalizas (tomate, pimiento, melón, pepino, cebolla), papa y maíz dulce, que necesitan 10.000 m3/Ha. de agua, como cultivos semiintensivos (batata, sandia, mandioca) que precisan solo 4.000 m3/Ha.
Con cultivos extensivos, como algodón, en Isla Po’i este año se cosecharon 5.156 kg/Ha. Mientras que sin riego solo 2.139 kg/Ha.
En el cultivo de maíz en el 2010 en Isla Po’i se llegó a 5.023 kg/Ha, pero sin riego solo se cosecharon 3.230 Kg/Ha. En sorgo se alcanzaron 4.543 kg/Ha., pero sin riego, 2.979 kg/Ha.
Harder sugirió monitorear el comportamiento de la napa freática en las parcelas regadas. Dijo que, a nivel mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) considera el riego como el principal consumidor de agua. Hay 280 millones de hectáreas bajo riego, el 20% de la superficie cultivada mundialmente.
No a desalinizadoras
Años anteriores, las desalinizadoras (con tecnología de osmosis inversa) fueron consideradas no aptas para el Chaco, porque nadie sabía qué hacer con la salmuera que sobra al limpiar agua salada. Después se construyeron algunas plantas con pozos de inyección de la salmuera al subsuelo, práctica aplicada en muchas partes del mundo.
Durante el seminario, el geólogo Dr. Fernando Wiens, al hablar sobre la hidrogeología del Chaco, sostuvo que nos estamos tapando los ojos al usar la osmosis inversa en esta región “porque no se debe
reinyectar la salmuera al subsuelo, sobre todo cuando existe un solo sistema hidráulico, como en el Chaco”. “En Argentina, la reinyección de salmuera está prohibida por ley”, enfatizó.
Agregó que la concentración de salmueras en el Chaco alcanza niveles altamente tóxicos. Por ejemplo, el boro hasta 49 partes por millón (ppm) en agua salada y 86,45 ppm en salmueras. Remarcó que la osmosis inversa se aplica en barcos de alta mar y costas marítimas, donde se descarga la salmuera al mar. “Pero en el continente, como el Chaco, no se puede descargar la salmuera. La inyección de concentrados de salmuera al subsuelo no es un método de eliminación de desechos ecológicamente sustentables o recomendables, por lo tanto debe ser parada inmediatamente”, dijo.
“En el Chaco, la salmuera es una ‘maldad’. ¿Y por qué no producir sales comerciables y hacer una ‘bondad’? Es posible tenerlo mediante una planta procesadora de agua salada, como fue estudiada por las tres cooperativas del Chaco Central ya en el 1997”, insistió.
Comité estratégico
En un debate final, los participantes destacaron la variedad y calidad de las ponencias. Hubo acuerdo en conformar un comité estratégico para intensificar este tipo de intercambio sobre el agua del Gran Chaco; promover investigaciones, capacitaciones y una visión regional. Se mencionó que se debe involucrar al sector indígena -ausente en el seminario- y prepararse ante los grandes inversionistas extranjeros que están viniendo al Chaco para no dejarse arrollar por ellos.