ENCARNACIÓN (De nuestra redacción regional). El guyra campana (Procnias nudicollis) es un ave que está en peligro de extinción en nuestro país y su hábitat natural más cercano a esta ciudad es la cordillera San Rafael. El característico y poderoso canto de esta pequeña ave de plumaje blanco y pico negro llamó la atención de funcionarios de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) y los vecinos, a primeras horas de la mañana de ayer.
En pocos minutos se formó alrededor de la enorme planta de aguacate un corrillo de curiosos. Algunos incluso propusieron montar un operativo de vigilancia para evitar que algún inescrupuloso pretenda cazarlo.
El director del minizoológico “Juan XXIII”, Victoriano Fretes, instaló una jaula trampa con el objetivo de rescatar al animal y devolverlo a su hábitat, pues en la ciudad corre peligro.
El pequeño pájaro cantor, ajeno al gran tumulto provocado a su alrededor, alternaba su estancia entre el enorme ejemplar de aguacate y una planta de karanda’y, de cuyas frutas se alimenta.
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Guillermo Aguirre, funcionario de la ANDE, comentó que la pequeña ave de blanco plumaje apareció en el lugar en mayo, siendo todavía un pichón. A nadie llamó entonces la atención del pequeño pájaro de plumaje blancas. “Nos dimos cuenta de que no era un ave común cuando comenzó a cantar”, agregó.
Se cree que era mantenido en cautiverio en alguna vivienda de los alrededores, de donde se habría escapado. La existencia de un frondoso árbol de aguacate que le sirve de refugio y de una planta de karanda’y, cuyos frutos le sirven de alimento, habrían sido las razones por las que el pájaro se quedó en el lugar.
El canto del ave es imitado con extraordinaria fidelidad en la conocida música interpretada con el arpa paraguaya, “Pájaro campana”, cuya autoría es atribuida al compatriota Ampelio Villalba e inmortalizada por Félix Pérez Cardozo.
“Arrinconado”
El pájaro campana o guyra pong habita en los bosques de la región oriental del Paraguay, en los departamentos de Amambay, Canindeyú, Alto Paraná y el norte de Itapúa. La destrucción de su hábitat lo está arrinconando en cada vez menos espacio y su pervivencia está en serio peligro.
Entre los límites de los departamentos de Itapúa y Caazapá, en la zona de cordillera del San Rafael, todavía se pueden encontrar algunos ejemplares.
Se alimenta de frutos silvestres, en las primeras y las últimas horas del día. Se reproducen durante la primavera y el verano. Su canto es parecido al eco de un golpe metálico, de ahí que algunos autores lo han denominado con el término onomatopéyico “guyra pong”.