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VILLA MONTES, Bolivia (Roque González Vera, enviado especial). Las lluvias comenzaron en la naciente del Pilcomayo y el río baja de las montañas con el color chocolate que le caracteriza en el periodo de crecidas, resultado del arrastre de arena.
El Pilcomayo es un río muy particular. El alto porcentaje de arena que transporta lo vuelve único en el planeta, solo superado por el río Amarillo, en China Popular.
Los sedimentos que arrastra el Pilcomayo se depositan en la planicie chaqueña y el resultado es el taponamiento de su cauce.
Se estima que cada año el río deposita 60 millones de metros cúbicos de arena en el suelo chaqueño.
Esta cantidad extraordinaria de sedimentos termina por cubrir todo lo que encuentra a su paso. El valle de inundación del río aumenta su nivel en un promedio anual de 1,50 metros.
Esta característica del Pilcomayo, que lo vuelve único en el mundo, obliga al Estado paraguayo a invertir en la limpieza y rehabilitación de los cauces que lo llevan hasta el fortín General Díaz, punto donde nacen los ríos Montelindo, Verde, Negro y Confuso junto con otros cauces menores.
Fracaso en la limpieza
En Bolivia comenzaron las lluvias, las aguas comienzan a subir de nivel y en Paraguay recién se inician los trabajos de limpieza y rehabilitación de canales.
Esta labor debió comenzar, cuando mucho, en junio pasado, para que se pudiera disponer del tiempo necesario para remover millones de metros cúbicos de arena.
Daniel Garay, titular de la Comisión Nacional del Pilcomayo, confirmó que las empresas Tocsa-Vialsur y Margariño comenzaron las tareas de rehabilitación hace un par de semanas atrás.
Resulta absolutamente imposible esperar que los trabajos terminen a tiempo, no tienen forma de remover los sedimentos que taponan los cauces en menos de un mes de trabajo.
Queda en evidencia la desidia e irresponsabilidad tanto del Ministerio de Obras Públicas como de la Comisión Nacional del Pilcomayo en el manejo del río.
El Pilcomayo tiene que ser conducido por cauces que deben estar limpios para mantener el control sobre sus aguas y así permitir que pueda llegar a General Díaz para alimentar otros ríos.
Impacto negativo extremo
Sin canales adecuadamente preparados, el agua no ingresará en el Chaco paraguayo. El año pasado, el río prácticamente no regó nuestro territorio y el impacto negativo se sintió de inmediato.
Este año puede volver a suceder lo mismo; no tendremos agua suficiente para alimentar el ecosistema.
Los recursos naturales, que luego se convierten en recursos económicos, no pueden sostenerse sin agua suficiente.
El inexcusable retraso en limpiar y rehabilitar los canales tendrá como consecuencia una disponibilidad insuficiente de agua.
La biodiversidad será la primera en sentir un impacto negativo extremo.