FILADELFIA, Chaco Central (Marvin Duerksen, corresponsal). La boa constrictor occidentalis antes era común en zonas urbanas del Chaco Central, pero hoy se constituye en una rareza. En gran parte del continente Sudamericano ya se extinguió, por eso tiene protección a nivel internacional (Apéndice I del certificado del convenio Cites).
La encontraron en la zona urbana de esta ciudad, donde antes era común su presencia. La urbanización, la caza indiscriminada y el fluido tránsito de vehículos terminó por ahuyentarlas.
Al reintroducirla en el bosque el sábado pasado, Thomas y Sabine Vinke coincidieron en indicar que “es una de las especies de serpientes más espectaculares”. Con su cabeza bien diferenciada, los ojos pequeños, muy mimetizada con el color de su piel y su gran tamaño de hasta cuatros metros, asusta a las personas, lo cual la hace muy respetada.
Sin embargo, en verdad, tiene poco potencial de agresividad y nunca ataca sin razón a las personas. Prefiere alejarse cuando uno la encuentra, pero si existe la necesidad es capaz de defenderse efectivamente, explicaron.
Como víbora constrictora no mata a su presa con veneno, sino la estrangula. Su dieta consiste sobre todo en mamíferos pequeños, pero también se alimenta de aves. Las boas jóvenes comen además lagartijas, a las que pueden atraer con el movimiento de su cola, que imita una presa interesante.
En invierno los machos buscan a las hembras para aparearse, siguiendo sus rastros de olor. Las boas son ovíparas; sus huevos permanecen en su seno hasta que maduran y luego la hembra da a luz las crías circundadas con una membrana, de la cual salen enseguida.
Las serpientes recién nacidas tienen entre 25 y 50 cm de largo y son fieles réplicas de sus padres. El potencial reproductivo depende mucho del estado físico de la hembra y puede parir hasta 30 crías.
En general, cuanto más grande sea una hembra, más prolífica puede ser. Fuera de la época de reproducción las boas son animales solitarias. Pasan su tiempo escondidas entre las ramas de los árboles o en el hueco de algún tronco y salen cuando las condiciones del tiempo son apropiadas. “La boa no es peligrosa”, insisten los Vinke, miembros del grupo de especialistas de serpientes gigantes de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que se dedica a la investigación y conservación de estas serpientes.
No posee veneno
La boa no posee veneno. La lengua bífida, que erróneamente se cree que pica, posee una función diferente, ya que, como todos los demás reptiles, el mbói ro’y tiene poco desarrollados los sentidos de la vista y del olfato, entonces la lengua bífida es realmente la nariz y los ojos de la boa, según científicos.