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CORONEL OVIEDO, Dpto. de Caaguazú (Víctor Daniel Barrera, corresponsal). Don Virgilio Dávalos Rey (102) es uno de los últimos excombatientes de la guerra entre Paraguay y Bolivia por el territorio chaqueño, entre 1932 y 1935. Vive en el barrio Capitán Roa del centro urbano de esta ciudad.
A pesar de su edad, Dávalos se mantiene lúcido y sano. Recuerda como si fuera ayer los momentos más sangrientos que le tocó experimentar durante los tres años de lucha contra los bolivianos.
Rememoró que cuando tenía 17 años de edad fue llamado por el Ejército paraguayo para ser instruido con los conocimientos militares para ser destinado directamente a la Guerra del Chaco. El 9 de septiembre de 1932, cuando estalló la disputa por el territorio chaqueño ya tenía 18 años y fue destinado a la Marina, donde estuvo como custodio en el río Pilcomayo en un barco de nombre “Paraguay”.
Atendiendo a que sufre de ataques de epilepsia desde su juventud, pocas veces fue enviado al campo de batalla, mencionó.
Dijo que los soldados paraguayos siempre se encontraban en desventaja en cuanto a armamento, municiones y número de hombres. Considerando esa situación, la base de la lucha fue la inteligencia; planeaban estrategias de emboscadas a los convoyes y bases bolivianas, comentó.
Refirió que los estudios de zona se hacían por la noche. Los soldados paraguayos se acercaban hasta 30 metros de los lugares de descanso de los enemigos, sin que se dieran cuenta. Ya a plena luz del día se producían los asaltos, que eran ejecutados por los compatriotas interceptando los camiones que trasladaban armas y soldados bolivianos.
Los soldados enemigos eran matados a sangre fría con machetes, bayonetas caladas y las pocas armas con las que contaban. La forma de ejecución en combate eran degollar o la decapitar a los bolivianos, relató el excombatiente.
El benemérito mencionó que la lucha más sangrienta que pudo presenciar fue la de Nanawa, donde los dos frentes se masacraron en una batalla campal tras el ataque de los bolivianos.
La más sangrienta
“La batalla de Nanawa fue el peor, la más macabra que hubo durante la guerra. El combate fue muy terrible porque los dos bandos se atacaron con todas las artillerías. Los bolivianos vinieron con cuatro tanques y muchos soldados, pero por las trampas paraguayas no pudieron avanzar, uno de ellos quedó estancado y un camarada, de nombre Lucas Franco, pudo llegar hasta el chofer y lo ejecutó; pudimos ganar esa batalla”, rememoró emocionado.
Añadió que tuvieron que luchar contra las altas temperaturas del Chaco, la escasez de agua y comida. Agregó que en ocasiones, por la mañana consumían un vaso de cocido con cuatro galletas y nada más en todo el día.
También recordó a sus dos hermanos mayores: Máximo y Narciso Dávalos, también sobrevivieron a la Guerra del Chaco, pero que hace unos años fallecieron.
Finalmente, con medallas y reconocimientos que colgaban en su pecho, el Héroe Nacional pidió a todos los jóvenes amar a su país y solicitó que sean instruidos con procedimientos militares para defender al Paraguay en caso necesario.
A la vez, lamento que desde hace algunos periodos, los presidentes que asumen no cumplen la promesa del “Juro por Dios y la Patria”, y que el gobierno es muy deficiente. Antes el Estado buscaba la forma del bienestar, desarrollo y seguridad del pueblo, cosa que actualmente se perdió totalmente.