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De acuerdo a los datos, un grupo de 14 supuestos policías irrumpió alrededor de las 17:00 del martes 14 de marzo en la estancia Caraguatá, cuando el propietario Javier Alberto Casali Bogado (32) descendía de su avioneta en la pista de su establecimiento. El estanciero y sus empleados fueron alteados y obligados a ponerse “cuerpo a tierra” por los hombres vestidos con uniforme de camuflaje (para’i) y que tenían armas largas.
Dijeron que supuestamente había drogas, revisaron la aeronave y todas las conservadoras del casco de la estancia. Después, uno de los hombres realizó una llamada telefónica y tras la comunicación se retiraron del lugar, según relató Casali.
Tras el retiro de los hombres del sitio, Casali comunicó el hecho a la comisaría de la colonia Ára Pyahu, a cargo del suboficial Manuel Villalba. La dependencia solicitó el apoyo de la comisaría de Capiibary para trasladarse a la estancia, donde llegaron en horas de la noche.
El propietario manifestó ante los intervinientes que los desconocidos tenían chalecos antibalas con la inscripción de la Policía Nacional y que se negaron a identificarse. También que se escaparon a bordo de una camioneta Toyota Hilux, de color negro y sin chapa.
Nada formal
Llamativamente, en la comisaría jurisdiccional argumentan que no existe una denuncia formal de Casali y que ese hecho les impide investigar caso para poder llegar a los responsables.
Por otro lado, el fiscal de Capiibary, Rusbell Benítez, también dijo que hasta ayer no recibió denuncia formal por parte de la familia Casali. Añadió que, no obstante, existen informes policiales sobre el hecho acontecido, lo cual esta mañana podrá verificar minuciosamente y después brindar los datos existentes.
Según fuentes, las personas que irrumpieron en la estancia serían policías y que supuestamente en la institución manejan la identidad de todos. Serían uniformados que comúnmente realizan procedimientos extorsivos, pero que esta vez se habrían equivocado de objetivo.