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CIUDAD DEL ESTE. Desde la rotonda Oasis hay una fila de vehículos que no se mueve. Allí se acercan a los conductores los guías de estacionamiento o guías de turismo para proponerles cruzar más rápido hacia el lado brasileño. “La fila no se va a mover”, advierten y luego hacen la propuesta de llevarlos por una vía directa que toma entre tres y cinco minutos para alcanzar la cabecera del puente y así evitar el infernal embotellamiento, provocado adrede, y cruzar más rápido al Brasil.
El corto periplo se inicia en la rotonda Oasis, sigue por Capitán Miranda, continúa por la calle Emiliano R. Fernández hasta la calle sin nombre que bordea la Aduana y sale en la cabecera del Paseo San Blas. El “guía de turismo”, con chaleco distintivo de la Municipalidad de Ciudad del Este, en motocicleta, se encarga de guiar al cliente.
Una cuadra antes de la salida se paga la coima de G. 50.000 por cada vehículo. A los que no pagan se les obliga a desviar y volver para ingresar de nuevo en la cola, a la altura de la calle Coronel Toledo. “No se puede pasar, hermano, regrese y retome la rotonda”, dice el policía de tránsito de la Comuna administrada por Sandra McLeod de Zacarías (ANR), dejando espacio y paso libre al vehículo que circula detrás y que ha pagado el peaje extorsivo.
El otro cuello de botella lo instalan sobre la avenida Mons. Rodríguez frente al Shopping del Este. Vía radio, los “zorros” van coordinado la salida desde cada cuello de botella, no así, con aquellos que pagaron, quienes en minutos salen directamente a metros del Puente de la Amistad, sin ningún obstáculo, y eluden el embotellamiento provocado para la coima.
Entre los “clientes” también se encuentran los taxistas, quienes de esta forma aseguran a sus pasajeros evitar el viacrucis del embotellamiento.
El sábado último, una vez más, en el centro urbano se formó un infernal embotellamiento. Los agentes de tránsito estaban estratégicamente ubicados para bloquear las salidas y poner en funcionamiento el esquema de recaudación ilegal.
nelson@abc.com.py