ENCARNACIÓN (De nuestra redacción regional). Desde el propio intendente, Juan Schmalko (ANR), para abajo, todos afirman que el objetivo de la Comuna no es lucrar con el alquiler del espacio público y que el interés principal está en ofrecer atractivos a los turistas, consistentes en servicios, seguridad, limpieza y espectáculos públicos. Sin embargo, a todas luces, el criterio de la empresa concesionaria es distinto.
Según el propio administrador de la empresa, Jorge Parzajuk, las empresas que instalaron sus locales gastronómicos en la playa pagan entre US$ 1.200 (unos G. 5.400.00) y US$ 1.400 (unos G. 6.200.000) por mes por ocupar un espacio. Existen cinco locales ya instalados, y está previsto que lo hagan dos más.
Las dos que se sumarán se instalarán en cada extremo del paseo de la costanera San José, en las cercanías al viejo molino harinero y en el sector norte, en el lugar reservado para el museo del ferrocarril.
Lo llamativo y es causa de suspicacias es el hecho de que la administración municipal declara que no tiene interés en lucrar con el espacio público, pero entrega a una sociedad particular el espacio público para que haga, para empezar, un buen negocio inmobiliario. Pagará G. 42 millones anuales de canon a la Comuna, pero cobrará G. 351 millones anuales por subalquiler.
La zona más cara...
A eso se deben sumar los ingresos por llave a cada comercio (los empresarios niegan que cobran “llave”) y los derechos por publicidad y venta a las empresas que se encargarán de “esponsorear” las diversas actividades, que se comprometieron a realizar a lo largo de los dos años que dura la concesión.
Toda la zona costanera de Encarnación, comprendida por las 30 cuadras de la desaparecida Zona Baja, más los barrios Barril Paso, Santa Rosa, San José, fueron recuperadas mediante el relleno de tierra para evitar ser inundada por el embalse de la represa de Yacyretá. Se convirtió en el sector más apetecible por inversores inmobiliarios, hoteleros y gastronómicos, tanto locales como internacionales, debido a su ubicación de privilegio.
El lugar más caro de la ciudad virtualmente es “regalado” a un particular, que paga menos por metro cuadrado por un espacio privilegiado, en el corazón del centro de la ciudad. Abona la irrisoria suma de G. 3,5 millones mensuales, menos de lo que le cuesta a la empresa “Agroindustrial...” una hectárea de costa de río, en un lugar alejado de la ciudad, sin ningún tipo de servicio.
Bajo el argumento de convertirlo en un lugar de atractivo turístico a través de la oferta de servicios –como si el lugar no fuese por sí mismo un elemento de atractivo turístico–, la administración del intendente Juan Schmalko resolvió entregar en concesión para su explotación comercial a una empresa privada. La firma monopoliza el uso de la playa y sus alrededores, al punto de convertirse en virtual dueña de la playa de arena, de la vereda circundante y hasta del río, pues prácticamente tiene la potestad de determinar quiénes pueden ingresar al agua y hasta qué hora.
Explicar lo inexplicable
En conferencia de prensa, el lunes último, el presidente de la comisión de Legislación de la Junta Municipal, Walter Harms, buscando explicar el irrisorio canon de G. 42 millones anuales que cobrará la Comuna por la playa San José, sostuvo que el objetivo no es lucrar con el alquiler de la playa, sino ofrecer servicios para atraer a los turistas, que haya seguridad, espectáculos y otros atractivos que la empresa concesionaria se compromete a brindar.