Cargando...
ENCARNACIÓN (Juan Augusto Roa, de nuestra redacción regional). Las quejas apuntan principalmente a la multinacional con base en Chile: Alto Paraná SA (APSA), propiedad de la empresa Arauco, que tiene una fábrica de pasta celulosa en la ciudad de Puerto Esperanza, aguas arriba de la ciudad paraguaya de Mayor Otaño. También a una fábrica de tableros de mediana densidad (MDF) en la ciudad de Puerto Piray, frente al distrito itapuense de Carlos Antonio López.
Pobladores de la compañía 7 de Agosto de Carlos Antonio López se quejan de que los gases expedidos por la usina térmica de la planta instalada en Puerto Piray causan molestias en la garganta y los ojos. Esta planta –cuya estructura y fumarola se observan nítidamente desde la costa paraguaya– quema un compuesto químico, desecho del proceso de producción de la pulpa de madera para elaborar los tableros denominados “líquido negro”.
Este compuesto es usado como combustible para producir energía eléctrica que se emplea en la planta industrial y para alimentar el sistema eléctrico de la ciudad.
Funcionarios de la Dirección General de Migraciones apostados en el puerto de 7 de Agosto admitieron que los días en que el viento corre desde el lado argentino hacia el lado paraguayo el olor y la picazón que producen los gases expedidos por la usina son molestosos y a menudo irritan los ojos.
En Puerto Piray existen dos fábricas que procesan madera de pino para pasta celulosa que utilizan ya sea para venderla a las fábricas de papel o producir los tableros aglomerados.
Celulosa Piray –actual Santay– está en proceso de acopio de materia prima y tiene enfrente a un gran competidor: Alto Paraná, que prácticamente acapara toda la madera disponible, según precisaron activistas por el medio ambiente de la provincia de Misiones.
Ambas empresas descargan efluentes, con mínimo o ningún tratamiento previo, a las aguas del río Paraná, a través del arroyo Angelito, que descarga a pocos metros del puerto de lanchas en la ciudad de Piray, y del arroyo San Lorenzo, ubicado unos pocos cientos de metros aguas abajo, dentro de la propiedad de Alto Paraná.
En dos oportunidades intentamos mantener entrevistas con directivos de las mencionadas empresas, pero no demostraron interés.