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El departamento de Itapúa aporta el 40 por ciento de toda la yerba mate para consumo final que se produce en el país, que es de unos 40 millones de kilos anuales, lo cual puede ofrecer alguna referencia de la magnitud de la incidencia de la destrucción de los yerbales.
Aun cuando es prematuro hablar de desabastecimiento del producto, esta situación representa un grave peligro para la economía de miles de familias, teniendo en cuenta que la yerba es uno de los productos básicos de la canasta familiar y su escasez puede encarecerlo significativamente.
Por otra parte, miles de pequeños productores nacionales de yerba, quienes empujados por el bajo precio de la hoja y tentados por las ventajas del cultivo de soja destruyen sus yerbales y los sustituyen con la oleaginosa. En el peor de los casos, incluso hasta venden sus parcelas porque no resisten la oferta económica que le hacen los sojeros por sus tierras.
Czeraniuk pidió prudencia a los funcionarios nacionales que se muestran muy eufóricos con los datos macroeconómicos que hablan del aumento del producto interno bruto gracias a la soja, y advirtió sobre los peligros de una economía que depende de un solo rubro. "No está mal esta buena perspectiva sojera, pero una política agraria que contemple la diversificación de rubros es necesaria; no es prudente depender de un solo rubro, porque una condición climática adversa puede destruir una economía", sostuvo el profesional.