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La temporada de lluvias comenzó en forma puntual en las montañas bolivianas; en los primeros días de diciembre se sucedieron jornadas de precipitaciones continuas.
El Pilcomayo comenzó a recibir el aporte de aguas que bajaban de las montañas, a través de quebradas que actúan como embudos gigantescos para dar vida al río.
El entusiasmo inicial se apagó con celeridad: las precipitaciones no pasaban de chaparrones o bien de lloviznas que apenas servían para que el caudal del río aumente ligeramente.
A lo largo del verano de 2014/1015 sucedió lo mismo: lluvias insuficientes y sequía a lo largo de la montaña que corre paralela al río.
Este año es exactamente igual: las precipitaciones apenas si alimentan al río. El caudal del Pilcomayo se mantiene bajo y la altura del río no llegó a superar hasta hoy los tres metros.
Preocupación en Bolivia
Robert Ruiz Ordóñez, subgobernador del departamento de Tarija, con sede en Villa Montes, reconoció la preocupación que existe en torno al Pilcomayo.
Al respecto mencionó que “el Pilcomayo es un río fundamental para nuestra región. Es el principal curso de agua en esta parte del Chaco boliviano y cuando no baja en cantidad, toda Villa Montes se encuentra en problemas”.
Agregó que “esta lloviendo muy poco en las montañas y en la naciente. Si no hay lluvias, el Pilcomayo no tiene agua suficiente”.
El Pilcomayo no se alimenta con aguas de deshielo de los Andes bolivianos, sino de las lluvias que tienen lugar entre los meses de diciembre y febrero.
Gracias a las lluvias el río puede registrar picos de caudal de 2.000 metros cúbicos por segundo.
Si las lluvias permiten, a lo largo del verano se pueden tres o cuatro picos con caudales superiores a los 1.500 metros cúbicos por segundo, con alturas de 6-8 metros en promedio.
Regadío de campos y pesca
En las montañas, los pequeños valles que se encuentran a lo largo del Pilcomayo constituyen el centro de la economía de comunidades rurales.
El río se utiliza para regar chacras que constituyen el motor de poblados que no tienen otra alternativa de subsistencia.
Otro tanto sucede con las comunidades indígenas situadas en la planicie del Chaco boliviano donde los indígenas guaraníes y matacos dependen en gran parte de la pesca en el Pilcomayo.
Una bajante como la actual genera malos presagios en la actividad pesquera: los indígenas ya saben que tendrán un mal año y que las perspectivas no son nada halagadoras para miles de familias que viven a lo largo del río.
Ayer, el Pilcomayo tenía un caudal de apenas 140 metros cúbicos por segundo; el domingo fue de 160 metros cúbicos por segundo y el sábado 170.
Esta finalizando enero y las posibilidades de grandes lluvias son escasas, según los pronósticos.
El río apenas si esta bajando de las montañas.
roque@abc.com.py