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COLONIA NEULAND, Chaco (Marvin Duerksen, corresponsal). Después de tenerlo dos meses en guardia, Thomas y Sabine Vinke, de Paraguay Salvaje, devolvieron el pichiciego mayor al lugar donde fue encontrado por la pobladora Ofelia Mareco. Junto con su hijo Jonatan, su nieto Tobías y los Vinke, largaron el animal que, una vez libre, rápidamente desapareció bajo tierra, gracias a sus largas pezuñas.
Desde abril, la estudiante de biología y conductora de Paraguay Salvaje, Gretta Schaerer, recogió datos importantes sobre el armadillo (Calyptophractus retusus), que vive casi exclusivamente bajo tierra. Solo aparece por momentos en la superficie para buscar insectos.
Es de color pardo amarillento, pelo blanco en las partes laterales, patas cortas y pezuñas largas. Puede alcanzar de 12 a 17 cm. Prefiere el suelo arenoso del gran Chaco sudamericano.
La publicación sobre su hallazgo en abril pasado no solo despertó gran interés de los lectores de este diario, sino también de varios científicos en el mundo, que querían conocer más detalles sobre el animal o aportar datos propios.
En nuestro país la mayoría de los pichiciegos encontrados provienen de Neuland. Los Vinke señalaron que el amante de la naturaleza chaqueña, Jakob Unger, encontró un pichiciego en Neuland ya en 1948, que después fue enviado a Alemania con fines científicos. Luego se encontraron esporádicamente otros ejemplares en el Chaco y dos de ellos pueden ser vistos como animales disecados, uno en el Museo Jakob Unger de Filadelfia y otro en el Museo de Historia Natural del Paraguay, en San Lorenzo.
“El pichiciego claramente es una de las especies más raras y menos conocidas de nuestro planeta. No se sabe si estos animales están tan gravemente amenazados o si son tan difíciles de encontrar. Sin embargo, este hallazgo demuestra una vez más que Paraguay cuenta con una espectacular y única naturaleza que debe ser protegida”, apuntaron Thomas y Sabine Vinke.