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JOSÉ FALCÓN, Presidente Hayes (Juan Jara, corresponsal). El tramo de unos 30 kilómetros entre el puente Remanso, ubicado sobre el río Paraguay, y el puente San Ignacio de Loyola, situado sobre el río Pilcomayo en esta localidad, es ignorado desde hace años por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC). A pesar de las innumerables promesas de los sucesivos administradores de turno por mejorar la vía, nada se hizo.
La administración del ministro Ramón Jiménez Gaona no es la excepción.
En el tramo se observan enormes agujeros de hasta 60 metros de diámetro y pronunciados desniveles. Es la constante y representan una trampa para los automovilistas desde el Puente Remanso.
Además, las banquinas están cubiertas de malezas y pastos. Gran parte de la calzada de emergencia no está señalizada. En las cercanías del riacho Negro, por ejemplo, a unos 500 metros del cartel que indica: “Bienvenidos al municipio de José Falcón”.
Asimismo, existen zonas donde las banquinas se desmoronaron. Además, los puentes construidos sobre el riacho Negro y otros cauces son un peligro mortal porque las barreras de seguridad son precarias y algunas ni balizas tienen.
Los automovilistas no disponen de un lugar donde detenerse en casos de emergencia, a pesar de ser una ruta internacional.
La imagen que proyecta nuestro país para los que ingresan desde la Argentina por este tramo es vergonzosa. La vía es nuestra carta de presentación y bienvenida desde el vecino país.
Los automovilistas que notaron nuestra presencia en la zona criticaron que no se invierta en la reparación y mantenimiento de la vía lo recaudado en el puesto del peaje instalado en una de las cabeceras del Puente Remanso, en el distrito de Mariano Roque Alonso.
Intentamos conversar sobre el tema con el ingeniero Walter Causarano, viceministro de Obras del MOPC, pero no atendió nuestras llamadas a su celular.