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El párroco local, padre Esteban Morínigo, afirmó que la Iglesia y las organizaciones de vecinos en reiteradas ocasiones pidieron la restauración del antiquísimo templo a las instituciones públicas responsables de la preservación de las reliquias históricas. Sin embargo, no tuvieron respuesta.
“Yo estaba en la parroquia cuando repentinamente se escuchó un fuerte ruido, fuimos a observar y era parte de la torre del campanario la que se vino abajo”, relató.
Manifestó que una planta de guapo’y creció en la propia torre, enraizándose de manera tal que provocó el derrumbe de parte de la estructura.
El sacerdote hizo un llamado a los estamentos encargados de la protección de los edificios religiosos históricos para que tengan en cuenta la situación del mencionado templo que se está cayendo a pedazos.
El cura indicó que una buena parte de la estructura edilicia todavía está bien cimentada. También están en buenas condiciones las paredes, las vigas, los tirantes de urunde’y y el techo de chapas de zinc.
Al lado de la iglesia se construyó un nuevo templo, donde se realizan las celebraciones eucarísticas. El Mcal. Francisco Solano López, siendo muy joven, donó una imagen de San Francisco Solano al templo, que se conserva en la construcción nueva.