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Por un lado, Concepción se caracteriza por ser muy conflictiva, dominada por el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). Por el otro, Amambay es azotada por la mafia del narcotráfico.
Agregó que él dejó su huella en la región y que Mons. Cabello debe decidir si seguir el camino de su antecesor o crear nuevos caminos. Exhortó al nuevo obispo a seguir el mandato del papa Francisco de estar con la gente y para la gente.
Mencionó que en Concepción hay mucha pobreza y descuido de parte del Gobierno, con casi nula presencia del Estado.
Culpó a la prensa de “culpabilizar a los dirigentes sociales y criminalizar la lucha campesina”. Denunció que “varios dirigentes campesinos fueron asesinados en estos días y se culpó del hecho al EPP (el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo), cuando la realidad es otra”.
Agregó que “la realidad es que hay solo 15 personas que intentan desestabilizar el país y el Gobierno no puede con ellos. Sin embargo, ellos van allá como para combatir con todo el departamento”, subrayó.
En respuesta, Mons. Miguel Cabello dijo que buscará llevar la paz y la unidad que se necesitan en la zona. Respecto a la criminalización de la lucha campesina mencionada por su antecesor, indicó que es la justicia la que debe tomar cartas en el asunto.
Añadió que una vez que se instale en la zona se interiozará a fondo de la situación y actuará conforme a ello. Ante la consulta de si continuará la línea crítica de su antecesor, expresó que denunciará los atropellos a los derechos humanos en caso de necesidad y felicitará las buenas acciones que se concreten.