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Señaló que en la actualidad surgió un imponderable, que figuraba en el manual de posibilidades, y que no tardó en manifestarse en el río Pilcomayo que poco después de recibir con esperanza agua abundante procedente de la alta cuenca boliviana, repite el antiguo problema de la colmatación. “Figuraba dentro de los riesgos, pero no tan pronto como ha ocurrido ahora”, apuntó.
Sostuvo que la zona de la embocadura del río, dentro de territorio argentino, se ha llenado de sedimentos (arena y materiales orgánicos como troncos y gajos de árboles) que se desplazan desde aguas arriba, produciendo la inevitable colmatación y, con ello, una nueva preocupación en el Paraguay, especialmente de poblaciones circundantes y numerosos productores, que dependen de esas aguas para trabajar y vivir.
Ante ese panorama, según el representante de ARP, lo que cabría hacer es proceder a la limpieza del sector colapsado, pero ello es técnicamente imposible hasta finales de año, cuando por efectos del calor y la sequía cíclica que provocan la disminución del caudal hídrico, el río se presenta apto para el despeje de sedimentos.