Cargando...
SAN ANTONIO (Higinio R. Ruiz Díaz, corresponsal). Los niños del albergue Mitã Róga (casa de los niños), ubicado en el barrio Mbocayaty de esta ciudad, emplean su tiempo ocioso en la cría de conejos para su posterior venta.
Los chicos se dedican con esmero a este trabajo, pues reditúa para el juego, la merienda y compras de algunos alimentos para el hogar, según comentó la hermana Nieves, responsable del total. "Los niños venden las crías y de las ganancias nos vamos a lugar de juegos para que puedan divertirse y comer algo y si sobra compramos algo para el hogar, pero la ganancia es exclusiva de los chicos", explicó la religiosa.
Destacó que con este trabajo los niños se sienten realizados e importantes, pues ejecutan una tarea, cual es la cría de conejos, que luego venden y manejan ellos mismos sus ganancias.
En total son siete los niños que viven en el lugar, en donde reciben alimentos y una educación religiosa. Además la hermana se encarga de ofrecerle un refuerzo escolar y cuentan con sala de estudios y una pequeña biblioteca.
La hermana Nieves, como la conocen todos, agradeció además el apoyo de gente solidaria que llega periódicamente hasta el lugar con sus aportes y gracias a eso los niños reciben una atención y educación dignas.
"Gracias a Dios tenemos muchos amigos que colaboran con nosotros de una u otra forma. Actualmente estamos orgullosamente viviendo en nuestra propia casa y ahora tenemos el gran desafío de instalar la energía eléctrica", explicó.
Los chicos que anteriormente vivían en la calles hoy en día cuentan con un techo y una religiosa que los cuida y además los envía a una escuela.
Los chicos se dedican con esmero a este trabajo, pues reditúa para el juego, la merienda y compras de algunos alimentos para el hogar, según comentó la hermana Nieves, responsable del total. "Los niños venden las crías y de las ganancias nos vamos a lugar de juegos para que puedan divertirse y comer algo y si sobra compramos algo para el hogar, pero la ganancia es exclusiva de los chicos", explicó la religiosa.
Destacó que con este trabajo los niños se sienten realizados e importantes, pues ejecutan una tarea, cual es la cría de conejos, que luego venden y manejan ellos mismos sus ganancias.
En total son siete los niños que viven en el lugar, en donde reciben alimentos y una educación religiosa. Además la hermana se encarga de ofrecerle un refuerzo escolar y cuentan con sala de estudios y una pequeña biblioteca.
La hermana Nieves, como la conocen todos, agradeció además el apoyo de gente solidaria que llega periódicamente hasta el lugar con sus aportes y gracias a eso los niños reciben una atención y educación dignas.
"Gracias a Dios tenemos muchos amigos que colaboran con nosotros de una u otra forma. Actualmente estamos orgullosamente viviendo en nuestra propia casa y ahora tenemos el gran desafío de instalar la energía eléctrica", explicó.
Los chicos que anteriormente vivían en la calles hoy en día cuentan con un techo y una religiosa que los cuida y además los envía a una escuela.