Marihuanales en el Mbaracayú

La creciente deforestación de la reserva de la biosfera del Mbaracayú a manos de plantadores de marihuana parece no tener freno y permite potenciar el negocio ilícito. Hay más de 50 parcelas activas de cultivos en etapa de crecimiento y de cosecha.

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Las más de 64.000 hectáreas de la reserva de la biosfera del Mbaracayú, declarada como tal por la Unesco, desde hace años vienen siendo convertidas en el epicentro de cultivos de la marihuana. Los responsables son bandas que operan desde la clandestinidad en el departamento de Canindeyú.

La creciente deforestación en la reserva se registra desde los últimos años, atendiendo que la producción de la droga, al igual que otros cultivos, requiere de rotación para evitar una reducción en el rendimiento.

Ante esta situación, y por la dificultad de las instituciones de lucha contra el narcotráfico (Senad y Antinarcóticos de la Policía Nacional) para llevar adelante operativos de destrucción –por el alto costo que representa la utilización de helicópteros ante la impenetrabilidad vía terrestre de las áreas de cultivos– los plantadores siguen con la destrucción de otras áreas boscosas para convertir en nuevas parcelas para futuras siembras.

Más de 50 parcelas, que fácilmente superarían tres hectáreas cada una, los plantadores vienen manteniendo desde hace años dentro de la reserva, administrada por la Fundación Moisés Bertoni. Mediante un reciente sobrevuelo de la Policía Nacional, acompañados de periodistas de ABC, se pudieron constatar más de 30 parcelas activas de marihuana en etapa de crecimiento y de cosecha.

Se tendría fácilmente más de 200 hectáreas de marihuana dentro de la reserva, de acuerdo a las estimaciones de los uniformados, cuya destrucción demandaría dos a tres días para una dotación de 60 uniformados.

Asimismo, se observan desde el aire otras 30 a 40 nuevas parcelas preparadas para futura siembra del cannabis, causando un fuerte impacto negativo para la preservación de la mayor masa boscosa de la región.

La “invasión silenciosa” de los plantadores furtivos, con respaldo financiero de poderosas y peligrosas bandas de narcotraficantes que operan en la región, pone también en peligro las diversas especies de animales, recursos forestales y cauces hídricos dentro de la propiedad. El área protegida está rodeada de antiguos asentamientos.

pmedina@abc.com.py

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