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Durante la misa central, que estuvo a cargo del cardenal Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán, Argentina, se escucharon voces de protesta de los feligreses que se encontraban en los extremos de la plazoleta. “¡Más fuerte! ¡No se escucha!”, decían.
Según los datos, el problema ocurrió porque este año el Consejo Económico del Santuario, administrado por el presbítero Arnaldo Godoy, decidió “ahorrar” y no contrató técnicos especialistas en sonido, como lo hacía cada año. El equipo utilizado es propiedad de la basílica y para cada festividad era reforzado.
La responsabilidad del manejo del sistema de sonido estuvo a cargo de Juan Antonio Quintana, integrante del consejo económica. Es un mecánico y comerciante.
Durante el temporal algunos bafles fueron desenchufados y se olvidaron de restablecer hacia uno de los lados para la celebración principal. Durante la misa reconectaron, pero el problema persistió, aseguran fuentes.
Intentamos hablar del tema ayer con el cura rector del santuario, presbítero Arnaldo Godoy, pero no contestó nuestras llamadas telefónicas.