Los peces del río Pilcomayo

Cuando durante la Presidencia del general Andrés Rodríguez la Argentina desviara el curso del río Pilcomayo por segunda vez (1991), nadie pensó en el hecho de que se estaba modificando la naturaleza y que eso traería sus consecuencias; tampoco en lo que podría ocurrir con la fauna ictícola del río y, menos, en posibles daños en los territorios boliviano y paraguayo.

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El río fue desviado mediante un canal abierto con retroexcavadoras, aunque oficialmente el Gobierno paraguayo aceptó que el desvío fue debido a causas naturales (la creciente de la corriente fluvial en ese año).

Bolivia no protestó. Sus autoridades habrán creído que a ese país no le perjudicaba porque el hecho estaba ya muy lejos de su frontera y el Gobierno del Paraguay renunció al río por la “amistad” entre los presidentes Menem y Rodríguez, “amistad” gestada en frecuentes partidos de tenis, en Asunción, entre los dos mandatarios.

El presidente argentino Saúl Menem, político de raza como le gusta definirse, venía asiduamente a Asunción “porque le encantaba jugar al tenis con nuestro Presidente”, aunque a ojos vista su objetivo era congraciarse con Andrés Rodríguez para llevarse el Pilcomayo, objetivo logrado ampliamente.

¿Cómo funcionaba el río Pilcomayo en la naturaleza?

El cauce de sus aguas, luego de abandonar territorio boliviano, constituye la línea fronteriza entre el Paraguay y la Argentina desde el Hito 1, Esmeralda, hasta el fortín Mayor Gardel. Unos 90 km. En este punto ingresaba al territorio paraguayo para formar el Estero Patiño, de donde salían en abanico una serie de cauces menores que geológicamente se definen como Delta Continental del Pilcomayo. Todos estos cauces desembocaban en el río Paraguay y por sus aguas ingresaban anualmente, en tiempos de desove, peces de esta corriente fluvial hasta el Estero Patiño. De los huevos allí depositados nacían alevines, que al desarrollarse se transformaban luego en una inmensa variedad de peces que remontaban el río hasta Bolivia.

Esos peces, llegados a Bolivia, no solo alimentaban a numerosas colectividades indígenas, sino que, además, era la base de una floreciente industria pesquera. Toneladas de pescado eran extraídas anualmente del río en camiones refrigerados para alimentar el mercado boliviano.

Nada de eso existe hoy. ¿Qué pasó con esa enorme producción pesquera?
Sucedió que la Argentina desvió el río hacia el interior de la provincia de Formosa y esta recibió el agua y los peces. Miel sobre hojuelas. Pero había que esperar la reacción de la naturaleza.

Como se cortó la conexión de los riachos del delta con el río Paraguay, los peces de este río ya no desovaban en el Estero Patiño y, en consecuencia, solo era cuestión de tiempo para que la desaparición total de los peces del Pilcomayo se verificara.

Y ahora Bolivia se dirige al Gobierno de la República Argentina para que le resuelva el problema.

Otro error más. La Argentina no puede resolverlo porque el Delta Continental del Pilcomayo está en territorio paraguayo y mientras no se restituya el agua que alimentaba los riachos de este delta, no existe la menor posibilidad de que el Pilcomayo vuelva a tener peces.

Moraleja: Hay que respetar la naturaleza.

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