En toda su existencia de la Picada 500, un terraplén construido en 1996 por el gobierno departamental de Boquerón, no se ha visto un deterioro similar de esta importante vía. A lo largo de sus 170 kilómetros hasta Cruce Don Silvio, donde una bifurcación conduce a Argentina (Pozo Hondo) y Bolivia (Infante Rivarola), esta ruta se ha convertido en un mar de profundos baches y polvo fino (talcal) y pozos que pueden destruir cualquier vehículo bandeirante.
A esto se suman tres tramos bioceánicos en construcción, que prácticamente interrumpen toda comunicación terrestre con Bolivia a través del Chaco.
El primer tramo en construcción va de Mariscal Estigarribia hasta La Patria (130 km), parcialmente ya con una finita carpeta asfáltica recién construida, en base de un paquete estructural modificado de suelo-cemento nunca antes probado en el Chaco y en muchas partes con graves fallas a simple vista.
Otro tramo en construcción va de La Patria a Infante Rivarola (117 km), donde las empresas contratistas se encuentran en plena tarea de levantar la base y subbase y caminos auxiliares que realmente no existen.
El tercer tramo, previsto a enripiar de 15 centímetros, conduce de Infante Rivarola al empalme Pozo Hondo-Neuland, tiene terminada parcialmente su base y aparece con un camino auxiliar un poco mejor.
Este tramo desemboca directamente en la Picada 500, intransitable.
La construcción de caminos en el Chaco no es fácil. Hay condiciones adversas, reconocemos esto. Pero tampoco existe en nuestro país un mínimo de conciencia y metodología para asegurar el flujo de vehículos en obras viales. De la penuria que se soporta actualmente transitando la Picada 500, ni hablar.
PROXIMA NOTA: Obras viales bioceánicas en Bolivia