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ENCARNACIÓN (José Miguel González, de nuestra redacción regional). La Feria Municipal es un espacio construido por la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), donde desde setiembre pasado bulle la cantidad de vendedores de frutas que llegan desde diferentes puntos del departamento y del país. Por lo general se quedan hasta febrero.
Si bien en este sector, conocido por los encarnacenos como “La Placita”, se previeron los sanitarios –tanto para mujeres como hombres– no están habilitados.
El pasado invierno inadaptados robaron las puertas, los inodoros y hasta las duchas. El piso se encuentra lleno de heces y el olor es insoportable.
En la Feria Municipal, cuyo administrador es Juan de la Cruz Lisboa, están instalados unos cuarenta vendedores de sandías, melones y otras frutas de estación. Trasladan su producción en camiones y ofrecen por varios días sus mercaderías apostados bajo un impiadoso sol e improvisadas carpas.
Algunos oferentes vienen con sus hijos pequeños, lo que agrava aún más este penoso cuadro porque no disponen de sanitarios ni agua para el aseo básico. Incluso, los niños suelen utilizar parte del predio para hacer sus necesidades fisiológicas.
A pesar de tratarse de un bien útil para la comunidad, la Municipalidad, administrada por el intendente Joel Maidana (ANR), se desentendió del problema, pero no así de cobrar el canon por “derecho de puesto” a los vendedores basada en la ordenanza número 210/2013.
El intendente argumentó que el mantenimiento de la feria permanente es responsabilidad de la EBY.
Sin embargo, al recibir la obra la administración comunal asume responsabilidad de tener en condiciones el sitio.
El lugar de ventas es un foco de infecciones y de alto riesgo ambiental. Paradójicamente, linda con el Parque de la Salud”.
El aspecto de este espacio contrasta notablemente con el crecimiento urbano de la capital de Itapúa, donde se observan grandes inversiones privadas. En “La Placita” y otros sitios públicos se evidencia el poco o nulo acompañamiento de la Municipalidad.
La comunal no puede argumentar falta de recursos para realizar obras de progreso o mantener en buenas condiciones los espacios públicos –como lo hacen otras municipalidades– porque los ingresos tienen directa relación con las millonarias inversiones privadas.