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FERNANDO DE LA MORA (Antonia Delvalle C., corresponsal).Antes que un centro de especialidades, parece un museo el centro odontológico del hospital local. Los 23 odontólogos trabajan en total precariedad y deben ingeniarse para brindar atención a los pacientes que asisten diariamente.
De los tres consultorios: cirugía, caries y ortodoncia-endodoncia, el primero es el más afectado. Una paciente que prefirió el anonimato y con quien ingresamos como familiar nos permitió observar la precariedad del servicio y a pesar de que el director, Dr. Rubén Arce, es odontólogo y primo del expresidente de la República Federico Franco, el nosocomio está abandonado.
En el lugar pudimos ver la anestesia vencida en junio pasado, llena de polvo. Los instrumentales, si bien se esterilizan, presentaban un aspecto de que fueron rescatados de un basurero, porque estaban rotos y semioxidados, y la salivadera donde uno escupe los residuos no funciona, quedando los restos de sangre y otros a la vista. Asimismo, nos percatamos de que no funciona el sutor para llevar la saliva.
Ante nuestra consulta, el profesional que atendía a la paciente comentó que hace lo humanamente posible, ya que la turbina del equipo de odontología hace cuatro años no funciona.
La sala ni siquiera tiene un compresor para tirar el aire y agua a la boca del paciente. Si bien colgaba de la pared un equipo de Rayos X, también hace unos cuatro años que no funciona, o sea, apenas tiempo después de que el Centro de Especialidades fuera inaugurado en 2009.
Llamativo préstamo
A pesar del equipo de rayos que está de adorno en el consultorio de cirugía, llamativamente un equipo similar fue prestado para la inauguración del Consultorio de Especialidades Odontológicas, el 1 de setiembre de 2009. La nota de pedido data del 31 de agosto de 2009 (ver facsímil); fue enviada por el Dr. Rubén Arce, entonces encargado de despacho del materno infantil, y está dirigida al director del Centro de Salud, Alfonso María Godoy, de Zona Sur.
Intentamos conocer la versión de Arce, pero no respondió nuestra llamada.