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Los delitos contra la frágil ecología del Alto Chaco están a la orden del día por la falta de una presencia real de las instituciones del Estado encargadas de velar por la preservación de los recursos naturales, expresó el obispo del vicariato del Pilcomayo Gabriel Escobar.
En la zona del pantanal la deforestación, la caza furtiva de animales silvestres, los grandes incendios forestales y la pesca indiscriminada son una constante por la impunidad imperante.
Esto es alentado por la prácticamente nula presencia de la Secretaría del Ambiente (Seam) y del Instituto Forestal Nacional (Infona) en Alto Paraguay. Estas instituciones del Estado creadas para velar por la preservación de los recursos naturales no cuentan con oficinas en el departamento, que tiene una superficie de 82.349 km2.
Monseñor Escobar dijo que le cuesta comprender cómo los gobernantes no tienen la suficiente voluntad política para proteger el rico ecosistema del Alto Chaco, patrimonio de la humanidad. Actualmente, la considerada una de las últimas reservas naturales más importantes del mundo se encuentra en grave peligro de deterioro.
El religioso indicó que la mortandad y disminución de la población ictícola en el río Paraguay en la región podría deberse a los continuos incendios forestales producidos en su gran mayoría por ganaderos. Los productores pecuarios en su mayoría son brasileños que compraron grandes extensiones en la frontera con el país vecino.
Además, la mayoría de las poblaciones ribereñas consumen agua cruda del río. A causa de la contaminación son cada vez mayores los casos de enfermedades que contraen, producto de la contaminación, sostuvo.
Es hora de que la Seam tenga oficinas y funcionarios en la zona. Los comisionados no cuentan con las herramientas necesarias para realizar constantes monitoreos del área de reserva para proteger lo que queda de esta belleza sin igual, expresó el pastor católico.
En la zona del pantanal en Fuerte Olimpo a Bahía Negra existen tres puestos de la Marina Paraguaya con una dotación de personal que no supera 25 militares. Poseen pocas embarcaciones con motores de 25 HP y raras veces realizan patrullas o controles por el río, ya que tampoco cuentan con suficiente stock de combustible.
La Policía Nacional cuenta también con tres comisarías o puestos de control en el mismo tramo. El número de efectivos es de unos 15.
Anualmente miles de hectáreas de bosques vírgenes son reemplazadas por campos de pastura para alimentar ganado vacuno. En ese sentido, urge encontrar un punto intermedio o equilibrio entre la actividad ganadera que representa el puntal económico de la región y la riqueza natural. Esto depende de que existe una política de Estado para el efecto.