Cada especie vegetal, según la variedad, tiene requerimientos propios de cantidad de agua o lluvias para su desarrollo normal y, por supuesto, rendir lo esperado por el agricultor. Por ejemplo, el algodón, de siembra a cosecha necesita aproximadamente 800 milímetros de precipitaciones, pero hay etapas en las que precisa más como la de floración. No importa si llovió antes, pero si le faltó agua en el momento de la floración se presentan pérdidas. En esta etapa, el algodón necesita alrededor de 120 mm. de lluvias, que se da, normalmente, entre enero y febrero, explicó el Ing. Edgar Mayeregger, coordinador del Programa Nacional de Agrometeorología, dependiente del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), con sede en el Instituto Agronómico Nacional (IAN).

El profesional indicó que algunos rubros agrícolas necesitan más humedad que otros. Al respecto, señaló que el trigo de invierno en todo su ciclo precisa un promedio 600 mm., la caña de azúcar aproximadamente 1.000 a 1.800 mm., condiciones que por lo general se generan en Paraguay.

La lluvia que produce beneficios al agro es aquella que cae en forma paulatina porque la distribución es muy importante, es decir, no produce el mismo efecto una precipitación de 100 mm, de lluvias que se registra en un solo día o en solo horas, que aquella del mismo volumen que cae en una semana o un mes. Las aguas caídas en abril y en mayo son interesantes porque prácticamente cada semana está aportando algo, poco, pero está aportando. Las lluvias con días de intervalos permanentemente va acumulando humedad en el suelo, dijo Meyeregger.

Comentó que el Ka’a he’e es una planta exigente en agua en ciertas etapas, pero que no le perjudica la sequía. Dijo que la planta es resistente en cierto periodo de su desarrollo y requiere entre 300 a 400 mm. del líquido vital. La frutilla es similar, pero con la ventaja de que se siembra en suelo húmedo y se le adiciona riego, por lo que no tiene inconvenientes para desarrollarse. Por otro lado, el abono verde, un cultivo de invierno, es muy resistente a la falta de lluvias. No pasa lo mismo con rubros como el maíz, girasol, poroto, arveja, etc.
Cada una de las especies tiene requerimientos y usos diferentes del agua. La pastura consume de una manera, el maíz y el trigo de otra. El maíz, porque tiene las hojas anchas, pierde más agua por transpiración; en el trigo, como tiene las hojas finas, la pérdida de agua es menos.

RECOMENDACIONES PARA EL AGRICULTOR

Teniendo en cuenta la persistente inclemencia climática, el Agr. Erico Cousino, de la sección Agrometeorología, del Instituto Agronómico Nacional (IAN), recomienda que los agricultores supervisen sus cultivos por eventuales plagas o enfermedades que se podrían presentar estimulados por la humedad del suelo. De detectarse, el agricultor deberá recurrir a los métodos de eliminación que conoce o de lo contrario recurrir a técnicos del MAG.
Por su parte, el Ing. Mayeregger indicó que la posibilidad de aparición de plagas o enfermedades se verían disminuidas con un descenso de la temperatura por debajo de los 2º que según el comportamiento del tiempo en los países vecinos, especialmente Argentina, se pronostica para los siguientes días.

Los cultivos agrícolas necesitan una cantidad promedio de agua para desarrollarse, como lo describe en este facsímil la Agenda y Mentor Agrícola del Dr. Moisés Santiago Bertoni.

La temperatura útil para un cultivo es aquella que va acompañada de suficiente humedad y la óptima es aquella que cuenta con toda la humedad. Hay cultivos que exigen humedad moderada y otros que producen más cuanto más lluvia haya. Fuente: Agenda y Mentor Agrícola del Dr. Moisés Santiago Bertoni.