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La misma demolición del tercer templo, erigido en 1750 en honor de la Inmaculada Concepción de Tobatí, época de la evangelización franciscana, es un signo del poco conocimiento que se tiene sobre el valor cultural del patrimonio religioso. Fue el presbítero Alejandro Cayo Cabriza, entonces capellán del Ejército Paraguayo, quien ordenó derribar el templo porque había sido atacado por termitas. La antigua iglesia tenía la parte frontal hacia el norte, igual que la iglesia de Yaguarón; su infraestructura era prácticamente idéntica a esta última, indicó el padre Teófilo Cáceres, quien durante muchos años se desempeñó como párroco de la ciudad. Todavía quedan los cimientos en el lugar donde hoy está la cuarta iglesia, inaugurada en 1942.
Actualmente, solamente se conoce el paradero de la imagen del Señor de la Columna. Las demás posiblemente hayan ido a parar en poder de coleccionistas, especialmente europeos.
Lo que hizo el padre Cabriza fue una imprudencia, un modernismo fuera de tiempo, ya que ese templo constituía la identidad religiosa de la comunidad que debía ser guardada, conservada, sentenció el cura al referirse a la determinación que llevó al presbítero Cabriza a demoler el antiguo templo.
Hacia el lado derecho se observa la talla de un león con corona de rey, más abajo debería estar la efigie de San Roque, que fue robada la semana pasada, y finalmente el San José con el Niño Jesús en brazos. Hacia el lado izquierdo están las imágenes de Santa Bárbara. Asimismo, debería estar la imagen de San Pedro Apóstol, que desapareció no se sabe cuándo ni en qué circunstancias.
En el altar lateral derecho están las imágenes del Señor de la Paciencia y de la Dolorosa, en la cúspide está la figura de una luna antropomórfica. Por otro lado, en el altar izquierdo se exhibe el sol antropomórfico y la Virgen del Rosario.