El grupo de labriegos explota una finca de menos de tres hectáreas donde también hay cultivos de la apetecida lechuga repollada crocante, maíz dulce, repollo común y locote. El sistema de producción es totalmente orgánica: estiércol de gallina y de vacunos son utilizados como fertilizante. Por ser más propenso a las plagas, el locote es pulverizado con insecticida a base de carbonato, que tiene un nivel mínimo de toxicidad.
La huerta comunitaria siempre está llena de hortalizas de diversas variedades. En medio de todas, la parcela de repollo morado está resultando todo un éxito, no solo por la calidad, sino también por el buen precio de venta en el mercado. Actualmente, toda la producción se está comercializando a un precio de G. 4.000 por kilo en finca.

Otras producciones de los horticultores son el maíz dulce y la lechuga repollada crocante. Ambos cultivos se realizan en forma escalonada durante todo el año, según explicó Egidio Fernández, uno de los trabajadores asociados al grupo de productor.

Cada espiga del maíz dulce se comercializa a un precio promedio de G. 1.000 en los comercios asuncenos. Por sus características especiales (su sabor, sobre todo), la gramínea de procedencia china puede consumirse crudo o cocinado. Similar preferencia mantiene la lechuga repollada crocante, que en finca se vende a G. 5.000 y 8.000 por kilo, durante todo el año.