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Robledo pidió seguir los ejemplos de San Isidro, patrono de los labriegos. Es el modelo de trabajador, que siempre fue paciente y obediente a los designios de Dios y cosechaba siempre con amor.
“Pese a las dificultades que tenía, Isidro siempre fue obediente a Dios y tenía una paciencia única hasta que llegaba la cosecha. Él no fue intelectual, era un humilde labriego, pero con un profundo amor al creador”, expresó monseñor Robledo.
Igualmente, instó a los jóvenes a vivir una vida consagrada y dedicar a Dios todos sus sacrificios y metas para que se puedan concretar todos los proyectos.
“Este año comenzamos el Trienio de la Juventud que va hasta el año 2019. Este año enfatizamos (la Iglesia Católica en Paraguay) en el tema: ‘Abrazarse a Cristo’, porque él es nuestro sostén y esperanza, único camino al éxito y nos invita a vivir en unidad y amor”, expresó.
Dijo que hoy día estamos en la profunda necesidad de unirnos al Señor, disfrutar de la vida consagrada y de la gracia de Dios. Para eso debemos practicar la perseverancia y paciencia para tener la cosecha esperada, indicó.
También exhortó a las familias a ser más humildes, a compartir los frutos de la tierra y vivir siempre unidos a Cristo, que es el único camino, verdad y vida.
Como todos los años, los agricultores de la zona ofrendaron al pie de la imagen del protector, frente al altar, sus mejores cosechas, como mandioca, banana y maíz Además, ofrendaron un arado, principal herramienta para labrar la tierra.
Tras la misa, se realizó la procesión de la sagrada imagen por el microcentro.