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Estuvo casado con María Ana Aquino (+) y tuvieron 6 hijos, 27 nietos, 63 bisnietos y 33 tataranietos. Luego de la contienda chaqueña, don Severiano se dedicó a la agricultura, con el único objetivo de darles lo mejor a sus hijos. Sus allegados le brindaron un ameno agasajo en su domicilio ubicado en el barrio Molino de esta ciudad.
Uno de sus hijos, Santiago Marecos, expresó que el mejor legado de su padre es haberles inculcado el amor y el respeto a la Patria y a los demás.
“De a poco vinimos todos a la ciudad de Luque, primero vine yo y luego ya todos me siguieron. Estudiamos acá, nos casamos y después, con mucho esfuerzo, tanto papá como mamá vinieron con nosotros. Papá es un ejemplo a seguir para mí. Su corazón es de color verde olivo. Innumerables veces escuchamos sus historias y anécdotas sobre la guerra”, señaló emocionado el hijo.