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Destacó su calidad humana por su humildad y disponibilidad para con los demás. Fue un obispo destacado y un ejemplo para muchos sacerdotes, aseguró.
Agregó que fue un servidor humilde del Señor y que cumplió con su misión en este mundo. “A pesar de su edad y de su problema de salud, seguía trabajando; hasta el último día de su vida estuvo trabajando”, sostuvo.
Por su parte, el vicario de la diócesis, que abarca los departamentos de Concepción y Amambay, monseñor Pablo Cáceres, destacó que monseñor Páez Garcete vivió intensamente el evangelio sus últimos seis años en la diócesis de Concepción.
“Fue un sacerdote que vivió para la gente, acompañó a los más humildes, vivió para la Iglesia y fue un gran hombre evangelizador. Un grupo de campesinos que estuvieron en el velatorio en la noche del martes lo calificaron como un apóstol de verdad”, indicó.