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MAURICIO J. TROCHE (Carlos Ávalos, corresponsal). Vecinos y parientes de los difuntos cuyos panteones y féretros fueron arrastrados el martes de noche por la repentina y nunca antes vista crecida del caudal de agua de un manantial que se encuentra a 50 metros del camposanto, en medio del nauseabundo olor continuaban trabajando ayer para reacomodar en otro cementerio los cajones que pudieron ser encontrados.
Las tumbas que fueron arrastradas por la extraña riada son las que estaban en el cementerio de la compañía Cuarta Línea San Miguel de la ciudad de Mauricio José Troche. Algunas de las urnas y sus panteones fueron empujados hasta el río Tebicuarymí (ubicado a unos 500 m.) y otros pocos q ue no llegaron ahí pudieron ser recuperados. En el predio arrasado había en total unos 250 panteones y al menos 175 fueron llevados por el agua.
De acuerdo con los datos, hasta ayer pudieron ser reacomodados solo diez cajones. Estos fueron trasladados al camposanto de la compañía Cerro Punta para ser sepultados nuevamente. Algunos ataúdes son retirados en carreta estirada por un tractor, aunque otros son sacados a mano del lodazal porque no pueden ingresar vehículos hasta ahí.
Los lugareños expresaron que muchos cuerpos se mezclaron con otros, teniendo en cuenta que la mayoría se encuentra ya en estado esquelético.
La municipalidad local, administrada por la intendenta Andresa Benítez (PDC), se comprometió a comprar un inmueble de una hectárea, alejado del manantial, para utilizar como cementerio de la compañía Cuarta Línea San Miguel.
Los familiares todavía no se explican por qué habría ocurrido la extraña crecida del brote de agua, aunque dicen que fue un fenómeno geológico. Los vecinos relataron que todo ocurrió el martes en horas de la noche luego de una mansa lluvia. Se escuchó una explosión seguida de un temblor, luego ocurrió el raro crecimiento y desborde del caudal del pequeño curso hídrico.