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Reconoció que la fábrica de tejidos tiene dificultades para conseguir materia prima, lo que obliga a los directivos de la empresa a importar hilados de la India para convertirlos en telas.
Caballero Vargas lamentó que los gobiernos de los últimos periodos no hayan encarado un proyecto de recuperación de la fertilidad del suelo. Explicó que si en una hectárea de tierra empobrecida se cosechan 2.500 kilos de maíz por hectárea, 900 kilos de algodón o 1.800 kilos de tabaco y a esto se suman los deprimidos precios internacionales, el negocio de los labriegos es ruinoso.
“Si duplicáramos el rendimiento por hectárea, el agricultor tendría mayor holgura y podría estar viviendo más dignamente”, indicó.
Reiteró que en sus largos años de vida empresarial jamás había percibido una situación tan complicada para los pequeños productores. “La situación es realmente grave”, subrayó Caballero Vargas.