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PILAR, Ñeembucú (Clide Noemí Martínez, corresponsal). Numerosas calles del distrito de Cerrito se convirtieron en canales de agua. Los pobladores navegan en lanchas y canoas, reemplazando a autos y motos.
El camino de acceso a la localidad presenta varios cortes y el aislamiento se hace sentir.
A pocos kilómetros de Cerrito, en Laureles, los habitantes sufren por el aumento del nivel de los esteros, que deja poco terreno para los animales y los cultivos. Su principal vía de acceso presenta puntos casi imposibles de superar, en el tramo cercano a Yabebyry.
Según el gobernador de Ñeembucú, Carlos Silva (PLRA), alrededor de 4.000 familias están afectadas en sus medios de vida en el duodécimo departamento. La crecida del Paraná perjudica fundamentalmente a Cerrito, Itá Corá, Villalbín, General Díaz y Paso de Patria, mencionó.
En todos estos distritos la economía se ha resentido, con la pérdida de cultivos, el traslado del ganado a zonas altas y el anegamiento de las olerías. Tampoco las condiciones del río son las mejores para la tarea de los pescadores.
Otra actividad que se encuentra prácticamente paralizada es el turismo, considerando que los visitantes no podrán acceder a las zonas de pesca por el corte de los caminos.
La riada también afecta a las poblaciones ubicadas a la vera del río Paraguay. Los vecinos de Humaitá, Pilar, Villa Franca, Alberdi y Villa Oliva ven con preocupación el avance sostenido de las aguas. En Pilar y Alberdi se realizan trabajos para asegurar el muro que rodea a la fábrica textil.