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ÑACUNDAY (De nuestra redacción regional de Ciudad del Este). Al menos 200 personas, en su gran mayoría “carperos”, encabezados por el intendente de esta ciudad, Pedro Duarte (ANR), se trasladaron ayer a la mañana hasta el río Ñacunday, en inmediaciones de la “balsa de la muerte”, y se manifestaron exigiendo al ministro de Obras Públicas y Comunicaciones, Enrique Salyn Buzarquis, apresurar los papeles en el que nuevamente habilita el funcionamiento de la balsa, ya que hace cuatro días fue amarrada y los habitantes de la comunidad están aislados.
Según los datos, la mayoría de los lugareños deben hacer un desvío de más de 80 kilómetros para salir de la ciudad para dirigirse a Ciudad del Este o cualquier otra comunidad, explicaron. Además de la reapertura de la balsa, exigieron al Gobierno central, especialmente al presidente de la República, Federico Franco, que tome cartas en el asunto y que proyecte la construcción de un puente.
Ñacunday tiene una población de 12.000 habitantes y es considerada como la ciudad más productiva del departamento de Alto Paraná. En 1993 un precario puente con que contaban fue arrastrado por la corriente del propio río Ñacunday. Desde ahí la ciudad quedó aislada, pues nunca más ni un gobierno construyó la pasarela.
A 20 años de su desaparición, no existe proyecto alguno de otra construcción y los ciudadanos aseguran que por primera vez exigirán al Gobierno lo más pronto posible el anhelado puente.
Según el intendente de la ciudad, ya se adecuaron a las exigencias requeridas por la Fuerza de la Marina, en cuanto a las herramientas para funcionar y solamente están esperando que las autoridades del MOPC rehabiliten la balsa a través de un documento, pero que los altos funcionarios aún no están dando respuesta al último requisito.