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MBUYAPEY, Paraguarí (Emilce Ramírez, de nuestra redacción regional). El grupo de pobladores de esta comunidad que denuncia al cura párroco local, Timoteo Ramón Estigarribia, de discriminar a los feligreses se instaló ayer frente a la parroquia Nuestra Señora de los Dolores. Los manifestantes pedían que el sacerdote sea separado del cargo porque supuestamente crea divisiones en la comunidad.
Expresaron que a pesar de las recomendaciones del propio papa Francisco de bautizar a los hijos de madres solteras, el párroco se niega a hacerlo. Además, el año pasado destituyó a varios docentes del colegio parroquial Sinforiano Bogarín, en el cual se desempeña como director, por vivir en concubinato.
Uno de los pobladores, Aldo Leguizamón, expresó que el sacerdote también mandó cerrar varias capillas ubicadas en las diferentes compañías. Dijo que la ciudadanía comenzó a reaccionar luego de que el sacerdote se negara a celebrar el responso en el templo parroquial a un niño con capacidades diferentes.
A favor
A la par de la protesta contra el sacerdote, otro sector emprendió una manifestación a favor.
Una de las pobladoras, Eladia Ayala de Cáceres, expresó que el religioso es solo exigente y actualmente está ordenando la parroquia. Dijo que el problema también surgió porque el párroco lucha por preservar un bien de la comunidad.
En ese sentido, relató que la propiedad en la cual está asentada la secretaría parroquial y la Escuela de Música Sonidos de la Tierra fue invadida por los supuestos herederos del difunto monseñor Herminio Estigarribia. Sin embargo, esta propiedad pertenece legítimamente a la diócesis de Carapeguá”, expresó.
“Nuestro sacerdote es exigente y quiere mucho a la comunidad, pero al otro grupo no le gusta”, indicó.
A su vez, el párroco Timoteo Ramón Estigarribia expresó que hace seis años está al frente de la parroquia Nuestra Señora de los Dolores y que heredó la parroquia con varios problemas, uno de ellos, la baja participación de los feligreses.
Indicó que varios no quieren cumplir las exigencias para celebrar los sacramentos como el bautismo. “Quieren hacer a su antojo y medida; además, sin la disciplina y el protocolo establecido por la diócesis”, explicó.
Expresó que en la zona hay más de 42 capillas y reconoció que en algunas compañías, como Ñua’y, Boquerón y Loma I, tuvo que cerrarlas porque no cuentan con títulos de propiedad. “Además, algunos coordinadores se pasaban lucrando. Organizaban actividades profanas durante las fiestas patronales sin la autorización correspondiente”, señaló.
Explicó que actualmente el templo parroquial se encuentra cerrado porque no tienen rubros para tener un sacristán todos los días y se encargue de abrir y cerrar el sitio. La mayoría de los que están en su contra casi nunca asisten a misa, aclaró.
Añadió que en su ánimo no está renunciar a su función como párroco porque su prioridad es recuperar el inmueble de la diócesis.