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El funcionamiento del lugar depende del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS), organismo estatal que ya no le llama leprocomio, sino una guardería de personas discapacitadas. Eso se resume porque hace más de un año las autoridades de Salud enviaron al sitio 8 enfermos mentales para sumarse a los 78 enfermos de lepra curados allí internados.
En el sitio prestan servicio 26 funcionarios del citado ministerio, cuatro hermanas de la comunidad religiosas Hijas de San Vicente de Paúl (vicentinas) y el sacerdote franciscano Iñaki Galarraga, este último capellán de la colonia.
Si no fuera por la constante ayuda que dan la población y personas solidarias, los internados en el leprocomio tal vez ya hubieran pasado hambre.
LA HISTORIA
De allí, los leprosos fueron lanzados a un inhóspito lugar, que luego se llamó Leprocomio Santa Isabel, en esta zona. Era con el fin de "dar lugar" a los heridos en batalla que llegaban de la contienda chaqueña. Los ancianos leprosos refieren que fueron aislados de la población, y para tal efecto las autoridades sanitarias de entonces no encontraron mejor manera que tirarles a un campo abierto.
El local tampoco cuenta con médico. Salud ni siquiera destina, por lo menos una vez a la semana, un sanitarista al lugar. Como el sitio pertenece a una de las cuevas del abigeato en el 9º departamento, el hato de ganado que unos años atrás era más de 300 cabezas, fue reducida a 0 por los cuatreros. Para colmo, el camino de acceso al lugar está pésimo desde hace mucho tiempo.
PROXIMA NOTA: Infraestructuras del leprocomio necesitan mantenimiento y mejor uso.