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Los animales muertos fueron encontrados alrededor del alambrado de la propiedad y los vecinos reclamaron al capataz, de apellido Lezcano, por la drástica determinación tomada.
Sin embargo, el encargado del predio argumentó su actuar afirmando que once avestruces habían sido devorados por los perros que merodean la granja.
Los lugareños trataron de denunciar la matanza de los animales en la comisaría jurisdiccional, pero el único agente policial que atiende en la dependencia se encontraba de viaje en esos momentos, según informaron las fuentes.
Desde el año pasado rige la Ley de Protección y Bienestar Animal, la cual establece severas sanciones y multas en casos de malos tratos, violencia y asesinato de los animales domésticos.