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En Villa Hayes se encuentra una colonia que pertenece a los maká. La tierra fue entregada a mediados de 1940. Eran 340 hectáreas localizadas a orillas del río Paraguay, en el sector conocido como Chaco’i.
La colonia se encuentra en una zona de humedales, con una serie de cursos de agua que cortan la propiedad. Algunos de estos cauces pueden llegar a superar los tres metros de profundidad. En épocas de crecida, todo el sector queda bajo agua.
Disponer de tierra permitió a la comunidad mantener sus pautas culturales, su idioma y tradiciones. El celo de los maká por mantenerse dentro de un margen cultural propio es admirable, más aun considerando la cercanía con Asunción y todo lo que ello implica en materia de influencia.
La colonia, sin embargo, fue perdiendo espacio como resultado de la presión en torno a la tierra. Cada centímetro cerca de Asunción, primero, y luego en las inmediaciones del río, despertaron la codicia y la ambición en torno a la propiedad indígena.
De 340 hectáreas originales, hoy apenas quedan 111 hectáreas como parte de la colonia. Aunque se entregó en forma legal la tierra a los maká, pensar en la recuperación de la superficie inicial no es tarea fácil.
En una suerte de compensación por la reducción de sus tierras, el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) entregó a los maká 18 hectáreas ubicadas en la ribera del río Paraguay.
Las resoluciones Nº 4124/12, 4939/12 y 588/13 del Indert establecen “mejor derecho y adjudicación” sobre el predio fiscal de 18 hectáreas.
El Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) dio a conocer la resolución Nº 225/14 pidiendo protección de las tierras entregadas por el Estado a los maká.
Las tierras de la comunidad
La comunidad solicitó una medida cautelar en procura de frenar el acoso que sufren en sus tierras. Ajustándose a derecho, la jueza de Villa Hayes, María Justina Venialgo, impuso una medida cautelar de urgencia.
Luego de siete meses de la imposición de medida, la empresa Enrique Remmele SACI solicita apelación. Óscar Tuma, que es el abogado de la firma que pertenece a Gerardo Doll, sostiene que la empresa tiene un supuesto título de propiedad, pero que a la fecha no se expuso.
La jueza María Justina Venialgo estableció la medida cautelar en diciembre de 2014. Presentar una apelación siete meses después no se ajusta a derecho, resulta por completo extemporáneo cuando ya se tiene una sentencia firme.
Tampoco se puede alegar desconocimiento de la causa porque Óscar Tuma retiró copia completa del expediente el 20 de marzo de 2015; con este procedimiento se considera debidamente notificada la parte afectada.
Enrique Remmele SACI pretende las 18 hectáreas que el Indert entregó a la comunidad maká.
De acuerdo a los registros del instituto agrario, la finca era propiedad del Estado paraguayo hasta el momento de entregarse la fracción a la comunidad.
Gerardo Doll es el empresario a quien pertenece la empresa Enrique Remmele SACI; busca tomar posesión de la finca que el Indert entregó a la comunidad maká.
La cámara de apelaciones de Villa Hayes tiene la responsabilidad de responder la apelación. Los camaristas Miguel Said Bobadilla, Lucio Ismael Portillo y Darío Estigarribia deben rechazar la solicitud de Enrique Remmele SACI por extemporánea.
La medida cautelar impuesta por la jueza María Justina Venialgo es una oportunidad para proteger al pueblo maká.
Mejorar las viviendas
Los maká buscan mejorar sus condiciones de vida y tienen como objetivo que todas las familias cuenten con una vivienda digna; son decenas las que viven en precarias chozas, dentro de la comunidad.
Con la finalidad de dotar de casas a las familias que viven bajo carpa compraron tapas en desuso de barcazas para usarlas como techo luego de levantar las paredes.
El proyecto esta con retraso debido a que siguen aguardando la entrega de las tapas por las que ya pagaron; la firma transnacional responsable de la venta sigue sin cumplir el contrato acordado.
roque@abc.com.py