El poncho de 60 listas, una joya de la artesanía

El poncho para’i de 60 listas es la prenda artesanal tradicional que constituye un verdadero símbolo de Piribebuy. Tejida por hacendosas manos, hoy por hoy es la preferida por los artistas del folclore paraguayo y los políticos. Según los datos históricos que se manejan en la comunidad, esta tradicional indumentaria lo llegaron a usar el Mariscal Francisco Solano López, y mucho tiempo después Luis Alberto del Paraná y los Paraguayos.

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A pesar de la falta total de apoyo crediticio para mantener viva la tradición de tejer este poncho, patrimonio cultural del pueblo piribebuiense y de todo el país, las artesanas de la comunidad la continúan, más que nada por amor a esta "joya", ya que aseguran que no es rentable.

Teotista Salinas (de 76 años) es considerada una maestra en el arte de enseñar el tejido del poncho para’i de 60 listas. Lleva 55 años urdiendo el hilo que se transforma en maravillosos adornos, especialmente para artistas.

De esto son testigos los admiradores del mago del requinto, Juan Cancio Barreto, que en los últimos tiempos ha estado luciendo su atavío con los colores del club Guaraní (negro y amarillo) elaborado por Ña Teotista, hasta en Estados Unidos.

Doña Teotista también tejió todos los ponchos que recorrieron el mundo con los embajadores de la música paraguaya Luis Alberto del Paraná y Los Paraguayos. Inclusive, comenta, que el primer poncho multicolor, tramado por ella, lo usó Paraná.

"Lo diseñé a pedido de él", señala. Además de los colores que se utilizan hoy día, amarillo, naranja, verde, rojo, azul bandera y blanco, también llevaba el granate y el negro, comentó.

En el caso de Juan Cancio, comentó que es un tanto exigente en los diseños. Para el poncho con los colores aurinegro pidió que Ña Teotista le diseñara figuras originales, "para salir de lo corriente".

El tejido del tradicional poncho se transmitió de generación a generación. Doña Teotista desde temprana edad recibió la influencia de toda una familia de artesanas.

Su bisabuela, Presentación Salinas, descubrió los encantos del arte de urdir gracias a las enseñanzas de Basilia Domecq, quien había tramado el poncho que lucía el Mariscal Francisco Solano López, durante la Guerra del ’70. Ella le legó sus conocimientos a su abuela Hilaria Salinas, que le enseñó a su madre Eudosia Salinas.


Muchas otras mujeres de la comunidad aprendieron a tejer con sus familiares. Sin embargo, al ir formando familias se vieron obligadas a dejar de hacerlo, porque requiere mucho tiempo y paciencia.

¿CÓMO SE TEJE?

El tejido se realiza en un stand rústico. Primero se desobilan los hilos utilizando dos estacas ubicadas de un extremo a otro para hacer el ñemyangy’o (urdimbre).

Terminado este proceso, se recoge el urdimbre haciendo una cadena. Luego se colocan el liso para separar las listas. Finalmente, con una pala se inicia el tejido.

Para tejer, la artesana se sienta en una silla especial con travesaño, fabricada rústicamente, que sostiene el telar, mientras al otro extremo, otro travesaño colocado con estacas o en el marco de una puerta sujeta el otro lado. Para la trama, la artesana también utiliza un pedal hecho de hilo de ferretería o piolín.

El tejido de la faja y el fleco se realizan de forma separada. El de la faja es más delicado, requiere de mucha paciencia y creatividad para el diseño de las figuras que lleva.

El fleco es un trabajo que se hace de a dos. Mientras uno sostiene un extremo, la otra persona la va urdiendo. La faja se une al cuello y a los bordes.

El fleco es un detalle que se cose en los bordes. Con un trabajo exigente, incluyendo los fines de semana, se logra terminar en quince días.

Se llama poncho para’i de 60 listas porque tiene 60 listas o rayas de uno de los colores utilizados. Por ejemplo, en el caso del color blanco con negro, solo se cuenta el hilo blanco.
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