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Dos viejos pabellones que se constituían en las cuadras de las tropas; dormitorios de los superiores y del Mariscal López y su pareja Elisa Alicia Lynch, con amplios corredores, corren el riesgo de derrumbarse, si no son refaccionados íntegramente.
Ya hubiera estado en el suelo si no le ponía algunos remiendos y sostenes de madera, dijo Benicio Cabrera (74), quien desde hace 40 años trabaja como cuidador.
Su cuidado corresponde a la Dirección de Bienes Culturales de la Secretaría Nacional de la Cultura, que mediante un aporte del Fondo Nacional de la Cultura (Fondec) realizó recientemente algunas mejoras en el techo. En contrapartida, a simple vista se aprecian grandes rajaduras de las paredes y numerosas maderas corroídas que indefectiblemente deben ser reemplazadas. Por de pronto, adornan el local las banderas de antaño que también ya deben ser sustituidas. En el sitio también están guardadas las balas de cañones y morteros que fueron encontradas y entregadas por los agricultores de la zona.
Si nuestras autoridades resuelven su rápida reparación, por su proximidad con la capital podría cumplir el rol de museo histórico. De lo contrario, una de las reliquias más importantes del país se perderá.
Donación para resguardo
Los cientos de hectáreas de campos y serranías donde estaba asentado el campamento quedaron en manos de personas particulares. Según nuestras fuentes, en 1965, la familia Romero Arza había donado unas 5.000 hectáreas al Estado paraguayo para el resguardo del lugar histórico. Sin embargo, quedaron muy distantes hacia el este, en la falda de un cerro con chorros naturales conocidos como Mala Malín Jahuhague por los lugareños.
El arquitecto Ricardo Careaga, director general de Patrimonio Culturales de la Secretaria Nacional de la Cultura, señaló que se pudo realizar un arreglo paliativo mediante un fondo de G. 40 millones proveídos por Fondec. Agregó que para el arreglo íntegro se precisan cerca de G. 300 millones. Señaló que su organización está empeñado en la búsqueda de fondos para la reparación y mantenimiento de la citada reliquia, al igual que la que fuera vivienda de Fulgencio Yegros (en Quyquyhó) y el Museo Dr. Gaspar Rodríguez de Francia, de Yaguarón.