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CAACUPÉ, Dpto. de Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). El pirograbado es la técnica de bordear el dibujo hecho sobre madera con un aparato llamado pirograbador, que al calentarse quema el contorno de las figuras. La herramienta es de uso común entre artesanos, pero don Críspulo Giménez utiliza una técnica única, pues colorea las ilustraciones.
Giménez comentó que en los pirograbados no se suelen emplear colores o pintura.
A pesar de que en el mundo entero ya se conocía el pirograbado, fue don Emilio Giménez, abuelo de don Críspulo, el iniciador de la técnica en este distrito. Comenzó adornando materos para luego pasar a las figuras sobre madera.
El mismo don Emilio creó una herramienta de pirograbado manual hecha de hierro y mango de madera que funcionaba a las brasas, mencionó don Críspulo. Este elemento permite adaptar cinco diferentes medidas de puntas, de acuerdo con la necesidad de las piezas y la temperatura era controlada manualmente por el artesano y, a veces, con la ayuda de un pañuelo.
Hoy en día ya cuentan con aparatos eléctricos que permiten regular mejor la temperatura y ofrece mayor comodidad para realizar los dibujos hechos a pulso de acuerdo a la creatividad del artesano.
Todas las obras de don Críspulo Giménez tienen como fuente de inspiración la naturaleza, así como las costumbres y tradiciones de nuestro país.
A Don Críspulo se le hace cada vez más difícil trabajar en su afición por las enfermedades que lo aquejan, especialmente la artritis en las manos. Sin embargo, ama tanto su oficio que afirma es lo que lo mantiene vivo y le da ganas de disfrutar cada nuevo día.
Uno de sus sueños, junto con otros reconocidos artesanos caacupeños, es fundar una escuela donde puedan transmitir a niños y jóvenes sus conocimientos para que este arte no quede en el olvido. Comentó que ya recurrieron a varias instituciones, como la Municipalidad local y hablaron con el presidente de la República, Horacio Cartes, pero no fueron escuchados.
Ante el desinterés de las autoridades, este arte transmitido de generación en generación en Caacupé corre el riesgo de terminar, comentó don Críspulo.